El Empíreo: La copa que nos une - By: Ricardo Di Venere

La copa que nos une - By: Ricardo Di Venere

La reciente victoria de la selección venezolana de fútbol ante su par colombiana en las preliminares de la Copa América es un paso adelante para todo el país. No porque Colombia sea el enemigo, sino porque los venezolanos necesitamos esa unión.

Muchos dicen que la agenda futbolística distrae al pueblo de la problemática crítica y bastante real de nuestra nación, pero yo pienso que tal vez es un mal necesario. Tener una pasión no sólo nos da algo de qué hablar, no es solamente una quiniela; es una meta de todo el país. Es una carrera, es un escalofrío, es algo por lo que puja hasta el menos interesado en fútbol.

Los sembradores de cenizas, como lo pone Augusto Mijares en Lo afirmativo venezolano, son aquellos que encuentran el mal en cada cosa buena; los que siembran ideas sombrías que se ocultan detrás de fantasmas contra los que luchamos toda la vida. La unión de Venezuela es uno de esos fantasmas.

No son pocos los que han intentado separar a un país en dos mitades aparentemente opuestas. Se ponen nombres a unos y otros, se distribuyen culpas y los más extremistas quedan ciegos de la realidad que tienen al frente. Caen en el juego de quienes pretenden enfrentarnos.

Venezuela es una sola. No todos somos iguales pero en esa desigualdad está la riqueza. Creamos una mezcla única de razas y creencias, un conjunto de culturas y valores que fundamentan el amor que sentimos por nuestro país y por nuestra camiseta vinotinto. No perdamos de vista el arco.

Fuera con la necedad y las ínfulas de superioridad, con los paradigmas de virtudes opuestas, con los mártires Bolivarianos. Basta de humillarnos a nosotros mismos. Que acaben los discursos déspotas y crueles en falso nombre de la patria. No nos dejemos contagiar. Necesitamos volver a la reconstrucción moral y política de los años 1800, cuando se pretendía crear un país nuevo. La clave está en la integración.

Si siempre un pensador deja para la posteridad su testimonio de bondad, desinterés y justicia, podemos ser nosotros. Demos un paso al frente los que queremos defender a Venezuela de los mismos venezolanos que blasfeman sobre su tierra, los que creen que están por encima de su nacionalidad precisamente porque la rebajan, que sacrifican su honradez en nombre de su ego. Ni siquiera de aquéllos debemos separarnos. Tenemos que incluirlos en nuestro hacer moral y deslumbrarlos con la realidad del país que compartimos. El anhelo de la patria es más grande que todas sus debilidades.

“La más evidente de esas causas es el contraste que debió afrontar la conciencia nacional cuando nuestros infortunios políticos y la miseria del país, produjeron a mediados del siglo pasado la caída vertiginosa de la República en relación con las aspiraciones colectivas de regularidad legal, probidad administrativa, libertad y cultura, que hasta entonces se habían mantenido intactas. Desde el propio siglo XVIII venían aquellos ideales, y el deseo de realizarlos fue el núcleo espiritual que dio nacimiento a la Patria.”

Este año aprendí mucho sobre mi país y me di cuenta de que debemos aferrarnos a él como a sus raíces. Aprendí que somos más los que queremos salir adelante, que juntos logramos más, que siempre debemos mirar atrás para saber qué hacer y qué no hacer; porque en las ideas se encuentra la salida, ¿Dicen que no tenemos un propósito? Pues helo aquí: la reunión.

El gol de Rondón es el gol de toda Venezuela. Héroe es el que resiste cuando los otros ceden.




Ricardo Di Venere 

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