La Coherencia
Corrupción,
inseguridad, inflación, y malas políticas; son algunos de los problemas que
presenta hoy día Venezuela. O al menos esos son los problemas que escuchamos
cada vez que se escucha la pregunta ¿Qué está mal en Venezuela? O ¿Cuáles son
los problemas más importantes de Venezuela?
Pero
no nos preguntamos por qué estos problemas existen en nuestra sociedad de hoy
en día, pues en lo que a mi respecta, los problemas no surgen de la noche a la
mañana, y mucho menos por obra y gracia del Espíritu Santo. Todo tiene un
motivo y un por qué.
En mi
humilde opinión, pienso que más que un ejecutivo malo, o un grupo de
funcionarios que no cumplen su labor si no es para que le demos “pal’ café”.
Pues somos nosotros, quienes nos quejamos del desorden de una ciudad, quienes también
le decimos al policía, señor no me ponga la multa porque me comí la luz,
quienes gritamos a un carro cuando cruzamos con la luz en verde y fuera del
rayado peatonal, y quienes por no hacer cola para algún documento le damos al
señor que atiende algo “pal’ café” para que nos reciba los documento antes que
a todos los demás que llegaron antes, y que seguramente igual que nosotros
están apurados y quieren salir rápido.
Esto
es por una degeneración social que existe en Venezuela. Soy mejor que tú porque
tengo una pistola. Soy mejor que tu porque soy “más vivo” o soy mejor que tú y
te paso por encima porque tengo más plata. Cosas muy fatuas como para de verdad
darle importancia, y a veces por pensar como yo, la gente pasa por “pendejo” y
esos que se hacen llamar vivos se aprovechan, o creen aprovecharse de la
respuesta honrada y honesta. Pues quienes deciden hacer las cosas bien, muchas
veces son tildados como quedados, gafos o pendejos.
Por
ello debemos ser coherentes con lo que pensamos, hacemos y queremos. Si pedimos
orden, sigamos las reglas, si no queremos corrupción, no seamos participes de sobornos, ni los
demos ni los recibamos, si queremos un tránsito correcto, no manejemos como
locos, respetemos las señales y las vías, y si somos peatones y queremos ser
respetados, pues crucemos donde se debe. Si hay pasarelas, crucemos por ellas,
para eso están.
Mi consejo
final es que seas apóstol de tus ideas, y responsable por tus acciones.
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