El Empíreo: Efecto Dominó

Efecto Dominó

Por: Isabella Amengual.

 La capacidad imaginativa del hombre es interminable, sus ideas abundan al igual que sus sueños. Pero se requiere valentía y experiencia para hacer realidad esas ideas. La importancia de estas ideas es que deben estar fundamentadas no solo en un sustento simbólico sino en una base literal o material. A través de las generaciones se han visto ejemplos de cómo el hombre esencialmente presenta sus ideas y después de mucho tiempo son materializadas.

 Se ve en el caso de la limitación del poder que surge tímida y teóricamente en la Edad Media (monarquía) debido a que aunque el rey, mantenía y controlaba el poder, indirectamente no podía equivocarse ni hacer daño alguno a otro, esto constituyó el principio de la idea de limitar el poder. Luego en la Edad Moderna, donde imperaba el régimen absolutista, gracias a la capacidad reflexiva del hombre, estas primeras ideas se materializaron.

 Se ha hablado de que en la historia hay una característica esencial de continuidad que no puede romperse, de aquí viene esa capacidad y necesidad de aprendizaje del pasado para lograr materializar ideas teóricas en el presente y para de ahí con diversos cambios dejar un legado para el futuro. Hay pueblos que pretenden romper con esta continuidad pues no hay una asimilación ni de la historia (por eso su denominación anti-histórica) ni de los hiatos históricos que sirven de transiciones que son necesarias en la historia.

 Debido a esa continuidad, se logra en Edad Moderna, la distribución de los poderes, con la aparición de la figura del parlamento, donde el poder de los ciudadanos reside en una representación de varios diputados y también se genera un catálogo de derecho con un fin garantista, que busca garantizar la protección del ciudadano, estas dos características pasaron luego a ser legados de la Edad Moderna y se adentraron en la Edad Contemporánea. Así sucesivamente se conectaran las puntadas, una después de otra, infinitamente, como un ciclo que contará con sus hiatos, necesarias transiciones de la historia y con sus ideas después materializadas, que permiten el crecimiento de las sociedades debido a sus reflexiones y juicios.

 Me gusta imaginar la historia, o en este caso la anti-historia, en un gráfico en forma de espiral ascendente, ya que existe un desarrollo constante, pero sus espirales nunca tocarían, si se habla del caso venezolano, se resalta en en el ensayo de Mario Briceño Iragorry que: "Del éxito y del fracaso antiguos (...) de la alegría de la plenitud y del dolor de la exhaustez, se ha venido tejiendo la misma e indivisible tela de la nacionalidad”; esto no ocurre en Venezuela porque se pretende fabricar una historia a medida de las preferencias actuales, efemérides y héroes, olvidando o desdeñando hechos o personajes que contradicen las inclinaciones ideológicas presentes, eso significaría una ruptura y pérdida de los valores que conjugan el destino y el sentido nacionalista, que sirven de base para el futuro, no ocurriría un punto reflexivo que asuma todos los logros y fracasos de previas épocas y por eso no podría llamarse un pueblo histórico, porque carece de densidad, por ser completamente superficial, y también carece de continuidad espiritual en el pueblo, lo que se reduce a una crisis de pueblo. 

 Esta forma superficial de captar el entorno hace referencia al planteamiento de Martínez Estrada en “La Cabeza de Goliat”, en donde dice que la vida tiende a estar vinculada a la plasticidad y a la poética, es decir a lo interno y no a lo externo. La nueva “civilización” ve trozos insignificantes de imágenes fotográficas constantes, rápidas y cambiantes que los mantienen entretenidos con vanidades y desenfoca su atención de lo que tiene más importancia. Para evitar eso sus protagonistas deben ser individuos y no masas mediante su correcta educación, de poder reflexivo y no repetitivo, por ser base de la sociedad y de esencial relevancia para el Estado.
  
 La idea de la educación empieza con el pensamiento de la escolástica, influenciado por las ideas de Aristóteles (basadas en las de Sócrates), donde se busca armonizar la fe y la razón para comprender al hombre, con eso empieza el desarrollo de las universidades que datan desde los imperios de Carlo Magno y Alcuino, donde se crean las escuelas palatinas, congregación de un grupo en el palacio para estudiar temas, con la protección y apoyo del emperador. Luego la Iglesia crearía las escuelas catedralicias, donde igualmente se convocaban a estudiar temas pero esta vez protegidos y apoyados por la Iglesia, por ejemplo: La Universidad de París (Notre Dame). Estos inicios de la Universidad era una asociación de individuos con conocimiento en la materia con individuos interesados en adquirirlo (asociación maestro-alumno). Durante la Edad Media en adelante esto fue evolucionando tratando de balancear la influencia entre el profesor y el alumno, pasando de “Magíster díxit” (El maestro dice), a una estructura tutelar, a un equilibrio entre los dos. 

 La idea de las universidades y su institucionalización, debido a que cuenta con maestros que difunden la verdad y el conocimiento, va a ser el gran catalizador de la Edad Media hasta hoy ya que rompe los estamentos de la sociedad, van a permitir la flexibilidad social que luego con el tiempo adentrados en la Edad Moderna, aparecerán las clases sociales con movilidad e interacción. Ya que se abandona la nobleza y pasa a la gentileza, donde se impone el discurso basado en el esfuerzo y condición gentil, que se apega más al conocimiento y moral del hombre ya que se contrapone a la ignorancia que solo conlleva a una sociedad anestesiada, sin bases ni argumentos. Partiendo de un esfuerzo individual con aras a mejorar lo colectivo debido a la institucionalización que en ese momento protegía a los intereses colectivos y no a los personalistas, se impacta en el sistema socioeconómico, que venía siendo el feudalismo en la Edad Media que solo favorecía a pocos, hasta llegar a la Edad Contemporánea con el capitalismo, desplazando así lo rural a lo urbano completamente, este sistema económico fue criticado fuertemente por el Papa León XIII en su encíclica “Rerum Novarum”, apoyando el derecho laboral, el derecho a la propiedad privada, etc.

 Pero todos estos cambios sociales y económicos, influyeron en otros ámbitos de la vida humana. Como dice la célebre frase de Simón Bolívar, “Moral y luces son nuestras primeras necesidades” en la que se refiere a las universidades y a la importancia de la educación para los valores y derechos de los ciudadanos de una patria, o mejor dicho de una matria en palabras de Miguel de Unamuno. Esos derechos; que son realzados en el Acta de Independencia de Venezuela donde se buscó establecer una nación con principios republicanos y federales, logró la abolición de la Monarquía, bajo los valores de la igualdad de los individuos, la prohibición de la censura y la libertad de expresión; estos derechos fueron inspirados en ideas de Jean Jacques Rousseau en “El Contrato Social”, donde un grupo decide renunciar a su voluntad particular para adquirir normas morales y leyes con autoridad política y orden social, para formar un Estado en búsqueda del equilibrio y la felicidad.

 A manera de interpretar eso, Rousseau explica la República como “Todo Estado regido por leyes, bajo cualquiera que sea la forma de administración, por que sólo así el interés público gobierna y la cosa pública tiene alguna significación. Todo gobierno legítimo es republicano.” Propone este sistema basado en la democracia para el Estado, este sistema es también propuesto en “Utopía” de Tomás Moro. La frase de Miguel de Unamuno, “lo perfecto es enemigo de lo bueno” describe muy bien la condición de los utopianos, que viviendo en un mundo ideal se convirtieron en monótonas piezas de un juego, sin pasiones, sin problemas que muevan e incrementen sus conocimientos. Aunque el republicanismo se presenta ahí como lo ideal, la historia real nos ha mostrado cómo se ha desvirtuado el verdadero objetivo del Gobierno, por eso han surgido varios tipos de gobernantes como el Presidente y el Tirano explicados muy bien por Seijas y Alfieri en ese orden, que dependiendo de sus condiciones se contraponen completamente a esa base democrática tan anhelada por muchos. 

 En conclusión, es muy importante señalar que la historia es algo tan cambiante y dinámica, tiene una continuidad contundente y un espíritu reflexivo que genera soluciones a problemas actuales, que es esencial el deber de protegerla. Sus infinitas hiladas históricas se conectan unas con otras, a través de eras, como una telaraña sin fin, cada hecho tiene una causalidad importante y hay que prestar atención a esas casualidades y sus consecuencias como se puede explicar en el efecto dominó y agradecerlas porque al fin y al cabo son las que dieron paso a lo que conocemos hoy en día.

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