El Empíreo: De “Pesimismo y Presunción”

De “Pesimismo y Presunción”


El profesor Rafael Tomás Caldera ha dado en el blanco cuando define –basándose en textos de Rómulo Gallegos y Mario Briceño-Iragorry- los principales problemas de los venezolanos con dos palabras: pesimismo (Rómulo Gallegos) y presunción (Mario Briceño-Iragorry).

En la novela Reinaldo Solar de Gallegos, encontraremos un diálogo de un personaje llamado Menéndez que al despedir a su amigo Reinaldo cuando éste último emprende un viaje en el que abandona Venezuela para encontrar “la patria soñada” en otro continente. Este diálogo dice así:

-Esa teoría de la fuga no es nuestra ni de ahora. Es una aspiración nacional y tan vieja como la nación. Los venezolanos nunca nos hemos sentido a gusto en la patria (…) en realidad, la vida que aquí se nos ofrece es poco halagüeña; pero la patria no va ganando nada con esta teoría de la fuga tan manoseada. Acaso en todas partes haya descontentos, seguro los hay. Pero nunca tantos desertores. No es el caso del que busca un medio más propicio para sus actividades, sino al aspecto de patriotismo que reviste la fuga entre nosotros. Nuestro patriotismo es negativo, solo se manifiesta en renuncia o despedida. Los que se van , son los que más aman a la patria.
Hizo una pausa y continuó.
-Y ¿por qué se van? ¿por qué prefieren la lucha y la oscuridad en el país extranjero y no la podemos resistir en el propio? Sencillamente porque aquello es lo fantástico y esto lo real.

Cuando leí estas líneas me sorprendió entender que hoy en día no estamos librando una batalla nueva, ni mucho menos. Esta batalla se ha librado desde siempre. El venezolano que cree amar a su patria (este amor no es verdadero en el sentido de que estos no se esfuerzan por el bien de la otra persona, en este caso, la patria), no soporta verla en malas condiciones, y por eso recurre a la fuga, en lugar de recurrir a la solución de los problemas de su país. Creen que yéndose del país hacen un acto heroico y que trazan el camino a seguir por los demás.

En el texto escrito por el profesor Caldera encontraremos una sentencia muy acertada: “existe una dualidad profunda que habita en nosotros y nos hace ignorar quiénes somos: descuido en el habla cotidiana y la propensión al habla ceremonial; postura sentenciosa en el discurso y la indisciplina en la conducta; descuido entre la norma legal y la vida cotidiana”. Esta dualidad será el núcleo de su obra: la polaridad pesimismo-utopismo.

En resumen, somos pesimistas porque no nos sentimos a gusto en nuestra patria, porque a la vista de la adversidad sentimos que esta tierra no nos brinda la oportunidad de realizarnos como personas y que la solución está abandonar nuestro origen. Esto, como lo explica el profesor Rafael Tomás, causa una ruptura interna dentro de la persona debido a que “la patria no es algo externo por cuyas penas sufrimos (…) la patria y la historia somos nosotros puesto que somos individuos agentes y la “tragedia nacional” la escribimos nosotros, por lo tanto la patria está en nosotros, es decir, parte de lo que somos es la patria porque ella es el aquí y el ahora de nuestro existir, y sobre todo, porque ella es nuestro lugar de origen. De esta forma –explica el profesor Caldera- al no encontrarnos a gusto en la patria, no nos encontramos a gusto con nosotros mismos y esto conlleva a una ruptura íntima.

Luego cuando habla del otro extremo: lo utópico, se refiere a que el venezolano se va de su país para encontrar una patria perfecta que no existe. Huye de si mismo para buscar una versión de si mismo que no existe en una tierra prometida que es una fantasía. Es fantástico e irreal el lugar a donde va, simplemente, porque no está allí lo que busca.



Jeslin Valbuena Issa
3ro C
Comunicación Social

Universidad Monteávila

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