El Empíreo: De rojo se ve peor

De rojo se ve peor

Por: Luis Farage Salima

La filosofía o ideología política, le importe o no al ser humano, influye en él. La política, y la ideología que la sustente en una nación, siempre ha sido fundamental, ya que permite vislumbrar cuáles son las ideas por las que vivirá un pueblo y el cómo actuará un gobierno para velar por el bien común de sus ciudadanos; también nos permite entender a qué peligros nos podríamos exponer y cómo se verán afectados otros aspectos  de la vida ciudadana, como por ejemplo la economía, religión, organización social, etc.

La política y su fundamentación ideológica,  ya que es una actividad netamente relacionada con la vida de las personas, suele ser generadora de pasiones y polémica, ya que representa las ilusiones, emociones y en ocasiones, creencias de las personas. Más allá de que si bien puede representar, y trabajar por algo bueno, no debemos olvidar que por otra parte también en ocasiones puede generar atrocidades. Entre los casos más representativos encontramos al nacionalsocialismo alemán o nazismo, que no solo causó una terrible guerra con un saldo increíble de muertos, desaparecidos y heridos, sino que además llevó a la humanidad a generar una de las mayores monstruosidades de su historia. Los horrores van más allá de lo bélico y moral, prácticamente pudiendo categorizarse como algo literalmente inhumano. Vemos con esto que el pueblo alemán, altamente estimado y caracterizado por su cultura, formalidad, disciplina, etc; fue victima del enamoramiento desmedido hacia una ideología, que resulto terrible y una de las manchas más grandes de la historia universal, con un saldo de entre 10 y 25 millones de víctimas y con uno de los centros de exterminio más grande del mundo.

Dado lo expuesto anteriormente, no es de extrañar que cuando alguien hace referencia o escuche de dicha filosofía, suela incomodarse, crisparse, desagradarse y asustarse, además de evidentemente, tener una percepción negativa de este modo de pensar que además es uno de los principales exponentes de lo que fue el fascismo.

Pero lo alarmante, es que también otras ideologías políticas que han generado atrocidades muy parecidas al nazismo,  hoy en día sea vistas y tratadas a la ligera. En la que se quiere hacer énfasis en esta oportunidad, es el comunismo. Ante todo, hay que definir que es el comunismo. El comunismo es una forma de organización social y económica que se caracteriza por el control y planificación colectiva de la vida comunitaria, la abolición de la propiedad privada sobre el trabajo y los medios de producción, y la eliminación y la lucha de las clase sociales. Esta ideología nace de los pensadores  alemanes del siglo XIX, Karl Marx y Friedrich Engels. Esta corriente surge ante todo como respuesta a los abusos a los que se veían expuestos los trabajadores y que ejercían quienes detentaban la mayoría del capital en el momento; por lo que se planteó que debía existir una igualdad de condiciones que sólo podía lograr mediante la lucha de clases, de la cual debía resultar victoriosa y alcanzando el poder la clase obrera.

Todo el aparato productor y los bienes los detentaría el Estado. Entre las críticas que se le hacen a este sistema es que su puesta en práctica es imposible dado a que es un ideal utópico. También en los años recientes hay quienes sostienen que es irónico y contradictorio, ya que Engels era un próspero empresario e industrial textil y que Marx nunca visitó verdaderamente una fábrica, por lo cual sus fundamentaciones no serían del todo válidas al no haber siquiera papadola problemática de la que hablaban. Otra de las críticas es que anula la individualidad humana, volviendo a los ciudadanos una masa incapaz de pensar, o la incitación a la violencia, el odio, el conflicto constante y al asesinato. Esto lo vemos con citas de sus máximos exponentes en América Latina, Ernesto “Che” Guevara cuando dice en primera instancia “¡Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar como una masa. Es criminal pensar como individuos! “ y por otro lado cuando establece

“¡El odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así”

Más allá de la validez de su planteamiento o no, lo que nos preocupa verdaderamente es el cómo ha sido aplicada esta corriente de pensamiento. Como vemos anteriormente, quienes se han encargado de llevar a la práctica la doctrina lo han hecho de modo radical, viéndolo como un conflicto o lucha en la cual se han llevado a cabo millones de asesinatos y otros crímenes. Lo que nos da a entender que hay que ser precavidos respecto al tema del comunismo, y sobre todo, con cualquiera que lo profese de manera radical. De nuevo traemos las palabras de “ El Che”, ya que muestran dicha cara radical y combatiente con la que muchos de los que se consideran comunistas se identifican. “Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario [...] nuestra lucha es una lucha a muerte.” Esto ocurrió en un Discurso ante la ONU el 11 de diciembre de 1964 y, entre sus frases célebres encontramos "No hace falta hacer muchas averiguaciones para fusilar a uno. Lo que hay que saber es si es necesario fusilarlo. Nada más." Esto no significa que todo quien se proclame comunista es asesino o radical, pero si es cierto que esto resulta preocupante y nos hace cuestionar si su influencia no será más nociva que positiva, sobre todo en individuos impresionable, moldeable, con escaso criterio propio o fáciles de manipular.

Más allá de las perspectivas de cada quien, podemos afirmar que el comunismo ha sido desatinado y que ha fallado al momento de ser Estado y dirigir un país, esto es lo que nos ha mostrado la historia. Nos centraremos en el proyecto soviético, ya que es este el pionero de su puesta en práctica y en el que se han basado los otros, que más que marxistas han sido leninistas, ya que fue Lenin quien impregnó de muchas de sus ideas el modelo a aplicar. Esto, según varios expertos en la materia. Poniendo de lado los problemas económicos, los problemas humanos son los que verdaderamente nos atañen y son de los que buscamos reflexionar. Quienes han salido de regímenes comunistas o vienen de uno que no lo es y lo han logrado ver de cerca, dicen que la degradación humana es tanta que a los ciudadanos se les nota más muertos que vivos y la tristeza en la cara. Una referencia podría ser la de Plinio Apuleyo Mendoza, quien visitó la Unión Soviética con su amigo Gabriel García Márquez, quien se identificaba con la izquierda. En su libro “Gabo”, que habla de sus vivencias con su gran amigo, cuentan la fuerte impresión que les causó el contraste entre venir de una ciudad cosmopólita como Paris a presenciar la vida terrible de personas sin ganas de vivir, con trajes incoloros, “donde toda la comida olía y sabía a repollo sancochado”... También donde se ha visto que la actividad cultural, las artes, literarias, intelectuales y expresiones líberales que nutren el espíritu humano se ven diezmadas; donde el control del Estado en la persona es tan grande que llegan al punto de decirle a una persona hasta cuáles son los nombres que le pueden poner a sus hijos, qué tantos pueden tener, qué cosas pueden ser verdaderamente suyas, donde no hay meritocracia, cuántas raciones pueden comer, lo que ha llevado al punto que el hambre de los ciudadanos era tanta que en ocasiones se tuvo que recurrir al canibalismo, o en qué pueden trabajar, por poner unos ejemplos. Además del éxodo constante de las mentes y ciudadanos más brillantes en distintos campos de estas naciones. Se han conocido casos de atletas, músicos y personalidades soviéticas, cubanos y de Corea del Norte que se escapaban cuando un evento de su especialización tenía sede en otro país.
Si bien se puede apreciar una degradación humana, y el descontento que estos regímenes generan, lo más alarmante son los crímenes que han cometido, que como nombramos anteriormente se parecen mucho a los realizados por los nazis.

Ante todo hay que tener en cuenta que para los soviéticos la eliminación era el método a escoger. Tomamos las palabras de Lenin No importa que tres cuartas partes de los seres humanos perezcan lo importante es que el cuarto que quede sea comunista”. También, con un caso que nombraremos próximamente que fue el de los kulaks ucranianos, Lenin diría que

“Los intereses de la revolución lo exigen, porque en todas partes se ha entablado la lucha final contra los kulaks. Es preciso dar un escarmiento. 1-Colgar, y digo colgar de manera que la gente lo vea, al menos 100 kulaks, ricos, y chupasangres conocidos. 2-Publicar sus nombres. 3-Apoderarse de su grano. 4-Identificar a los rehenes como hemos indicado en nuestro telegrama de ayer. Haced esto de manera que en centenares de leguas a la redonda la gente vea, sepa comprenda y tiemble. Decidles que sedientos de sangre matamos y continuaremos matando a los kulaks.” 

Además Vladimir Bukovski , disidente soviético, escritor y defensor de los derechos humanos, dice que el procedimiento oficial de la URSS al ocupar un nuevo territorio consistía en aniquilación del 10% de la población para empezar de ahí una organización social. Eliminando a los principales intelectuales, los mejores trabajadores y empresarios.

Empecemos por nombrar como uno de sus métodos de eliminación a los Gulags o campos de trabajos forzados de la Unión Soviética (URSS), usualmente ubicados en Siberia, a donde los presos políticos, de guerra o simplemente personas que opinaran contra el régimen eran mandados. De los cuales, supuestamente, Rudolf Höß quien comandó, organizó y aumentó la productividad de Auschwitz tomó varias ideas, sobre todo de métodos de tortura. Si bien estos campos no fueron de exterminio o asesinato inmediato, como lo fue el caso alemán, sí causó la muerte por las malas condiciones y tratos que ahí recibían, de millones de personas. Además no sólo fueron enviados allí quienes pensaban en contra del régimen soviético URSS, sino quienes eran considerados intelectuales, tanto rusos como de los países ocupados por los soviéticos. Igualmente, allí padecieron torturas y murieron aristócratas o quienes fueran considerados burgueses o quienes tuvieran una nacionalidad que el alto mando soviético no considerara de su agrado, usualmente polacos, alemanes, ucranianos, personas de los países bálticos, Moldavia y Besarabia, etnias regionales, etc.

Para el gobierno soviético estas etnias debían ser asesinadas y hay muchos casos como por ejemplo la masacre Katyn (1940) a 22.000 militares, civiles y pensadores polacos, la  hambruna de la región del Volga (1929), la hambruna y deportación a los kulaks (campesinos propietarios) en Ucrania (1932-33) conocido como Holodomor, lo que resultó en la muerte de 6 millones de campesinos y dónde en 1929 el gobierno soviético requisó todas las tierras y el ganado privado, afectando cerca del 80% de la población, las fosas comunes o método sardina en el  Báltico (1941), la masacre de Nemmersdorf (1941) donde además de los asesinatos a los ciudadanos del territorio ocupado hubo violaciones de niñas y mujeres de 8-85 años, fusilamiento de rehenes o personas confinadas en prisión sin juicio y asesinato de obreros y campesinos rebeldes (1918-1922) y la hambruna (1922) en la revolución y los primeros años de los bolcheviques al mando, la liquidación y deportación de los cosacos del Don (1920), el uso del la Gran Purga del régimen (1937-1938), la deportación y casi exterminación total de los alemanes del Volga (1941), la deportación, abandono y desconocimiento de los tártaros de Crimea (1943), de los chechenos (1944) y de los ingusetios (1944).

Con estos casos expuestos vemos que si bien la eliminación que profesa el comunismo es el de las clases pudientes, vemos que en el caso soviético también hubo una eliminación étnica al igual que el nacionalsocialismo por medio de masacras y campos de trabajo forzado. También podemos agregar los crímenes de guerra que muchos soldados soviéticos realizaron, que fueron respaldados por las palabras del ministro de propaganda soviética Ilya Ehrenburg que les decía: “¡soldados del ejercito rojo, arrancar por la violencia el orgullo racial de las mujeres alemanas! ¡Destruid, violad, matad!” 

Otros casos similares son el de la China de Mao con la destrucción de los tibetanos y la Yugoslavia comunista de Tito.

Podemos ver que en los varios ensayos de gobiernos comunistas, las cifras de muertos por sus atrocidades son gigantes. Hoy en día, se ha recopilado información sobre las cifras de víctimas de esta ideología, sobre todo con la caída de la URSS, que es cuando se tiene acceso a ciertos documentos oficiales. Un libro que ha hecho esto ha sido el polémico “El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión” . Es un libro escrito por profesores universitarios e investigadores europeos, quienes se proclaman en su mayoría de izquierda, y editado por Stéphane Courtois. Courtois, mantiene que “...el comunismo real (...) puso en funcionamiento una represión sistemática, hasta llegar a erigir, en momentos de paroxismo, el terror como forma de gobierno”. De acuerdo con las estimaciones realizadas, entre otras fuentes, usó material de los entonces recientemente desclasificados archivos del KGB así como de otros archivos soviéticos citan un total de muertes que “...se acerca a la cifra de cien millones”.

El análisis del total es:
  • 20 millones en la Unión Soviética
  • 65 millones en la República Popular China
  • 1 millón en Vietnam
  • 2 millones en Corea del Norte
  • 2 millones en Camboya
  • 1 millón en los regímenes comunistas de Europa oriental
  • 150.000 en Cuba y otros países de Latinoamérica
  • 1,7 millones en África
  • 1,5 millones en Afganistán
  • 10.000 muertes provocadas por el movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder

Si bien estas cifras no son totales y definitivas, en parte por la desaparición de muchos documentos oficiales, falta de registros, etc; es un estimado o aproximado con base en los documentos que se poseen. Podemos considerar también que a la URSS se le pueden acreditar más muertos ya que hoy en día hay quienes sostienen que durante sus 31 años de gobierno, Stalin fue culpable de la muerte de entre 3 a 60 millones de personas.

Volvemos a usar las palabras de Stéphane Courtois cuando emite su opinión respecto a cómo es el comunismo y cuáles son sus paralelismos con el nazismo. Escribió:

“En cada caso el objeto de los golpes no fueron individuos sino grupos. El terror tuvo como finalidad exterminar a un grupo designado como enemigo que, ciertamente, sólo constituía una fracción de la sociedad, pero que fue golpeado en cuanto tal por una lógica genocida. Así, los mecanismos de segregación y de exclusión del «totalitarismo de clase» se asemejan singularmente a los del «totalitarismo de raza».

La sociedad nazi futura debía ser construida alrededor de la «raza pura», la sociedad comunista futura alrededor de un pueblo proletario purificado de toda escoria burguesa. La remodelación de estas dos sociedades fue contemplada de la misma manera, incluso aunque los criterios de exclusión no fueran los mismos. Resulta, por lo tanto, falso pretender que el comunismo sea un universalismo: aunque el proyecto tiene una vocación mundial, una parte de la humanidad es declarada indigna de existir, como sucedía en el nazismo. La diferencia reside en que la poda por estratos (clases) reemplaza a la poda racial y territorial de los nazis.

Los crímenes leninistas, estalinistas y maoístas y la experiencia camboyana plantean, por lo tanto, a la humanidad –así como a los juristas y a los historiadores – una cuestión nueva: ¿cómo calificar el crimen que consiste en exterminar, por razones político-ideológicas, no ya a individuos o a grupos limitados de opositores, sino a segmentos masivos de la sociedad? ¿Hay que inventar una nueva denominación? Algunos autores anglosajones así lo piensan y han creado el término «politicidio». ¿O es preciso llegar hasta el punto, como lo hacen los juristas checos, de calificar los crímenes cometidos bajo el régimen comunista de simplemente «crímenes comunistas»?

Esta falta de universalismo, por medio de la segregación y exterminación, es la contradicción mayor que el comunismo ha tenido entre su filosofía original y su práctica, ya que como pudimos apreciar, realmente no es el pueblo quien llega al poder con el comunismo, sino una fracción de éste, quizás una cuarta parte, en palabras de Lenin.

El otro aspecto preocupante es que si bien el comunismo ha incurrido en crímenes del mismo estilo que el nazismo, y con un saldo de victimas mucho mayor, en este caso no hay solo una eliminación racial, sino también de clases. Por qué se le trata con más ligereza que al nazismo. Por qué esta filosofía ha conseguido tantos adeptos, aún hoy en día cuando se conocen sus resultados. La reflexión es necesaria. Quizás ha tenido menos exposición mediática que el holocausto hebreo, que por lo que se ve es necesaria, quizás sus victimas deberían hablar más sobre el tema, quizás tienen miedo o quizás ya fueron eliminados. Lo que sí se puede afirmar es que, si bien el nazismo ha sido una de las peores experiencias que ha vivido la humanidad, el comunismo parece no haberse quedado atrás, y a nivel de crímenes, lo supera.


Aquí links de material audiovisual para quien interese ahondar en el tema.

1) Documentación sobre los crímenes del comunismo

2) Documental sobre la ideología comunista-leninista

3)Documental sobre la Unión Soviética

4) Paralelismos entre la propaganda nazi y la soviética

5) Documental sobre el comunismo en Corea del Norte

6) pagina web de los sobrevivientes del Holodomor ucraniano

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