El Empíreo: Una lágrima, una gota de sudor, un tic nervioso.

Una lágrima, una gota de sudor, un tic nervioso.

Por: Fabianna Lovera

Una lágrima, una gota de sudor, un tic nervioso, son cosas que forman parte de nuestra vida cotidiana, a las que les prestamos poca atención o simplemente detectamos porque somos capaces.

Cuando nos toca despedir a un amigo o a un familiar, sin saber cuándo será la próxima vez que podríamos encontrarnos de nuevo, dejando atrás a personas que formaron parte de nuestra vida. ¿Cuántas familias se han tenido que separar por las circunstancias en las que nos encontramos? Adaptarse a una nueva cultura, nuevas costumbres que no son las nuestras, las del país que te vio crecer. Tantos jóvenes venezolanos con talento que han tenido que emigrar a otros países, pudiendo aportar muchísimo a Venezuela, pudiendo trabajar por y para ella, para un futuro próspero, donde se suponía que los líderes del porvenir éramos nosotros, los jóvenes.

Una gota de sudor del venezolano trabajador, no el que se maravilla por el decreto de días libres exentos de sentido. El venezolano que se despierta muy temprano en la mañana porque tiene por quien luchar, la gota de sudor del venezolano que se ve obligado a hacer interminables colas bajo el intolerante sol de los medio días sólo para adquirir una octava parte de los alimentos. La agonizante inquietud e incertidumbre que tienen los ciudadanos al no saber si el día de mañana van a poder contar con los productos básicos que necesitan. Una gota de sudor a causa de que Venezuela en los últimos años ha tenido un gran declive generado por la mala gerencia económica del gobierno, lo que produce una inmensa inestabilidad en las familias venezolanas. 

Vivimos intranquilos, alarmados y preocupados, ¿realmente estamos viviendo? No confiamos en nadie porque la situación nos ha vuelto así. Vivimos con miedo a no estar vivos mañana, dejamos de vivir nuestro país para vivir un día más en nuestras casas, donde creemos que estamos seguros. Antes en los semáforos se podía apreciar el al redor de la ciudad, hoy en día pones los seguros y quieres que sean los segundos más rápidos de tu vida. Ya nadie va con el vidrio abajo, ya nadie respira el olor de la capital y nos volvimos más juzgadores de la apariencia. Hacer negocios se volvió más valioso que hacer amigos y tener un guarda espalda ya no es sólo privilegio del presidente. Sumergidos en un sinfín de situaciones, que si vas por la calle y no te da un tic nervioso, definitivamente no vives en Venezuela. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright © El Empíreo Urang-kurai