El Empíreo: La verdadera educación

La verdadera educación

Por María Milagros León

Siempre he pensado que la etapa más importante de aprendizaje en el hombre es cuando somos pequeños. Es aquí cuando nuestros mayores deben ser buenos ejemplos a seguir, pues de ellos nos copiaremos para formar lo que serán nuestros valores y principios básicos de educación. Si este primer escalón falla, la estructura completa de hombre civilizado puede caer al final. 

A medida que el hombre se desarrolla, aumenta su capacidad para entender y percibir con mayor precisión la realidad, puesto que ahora razonamos más cosas. Nuestro aprendizaje deja de depender de terceros y la responsabilidad pasa a ser de uno mismo: Uno decide lo que desea aprender y lo que no. 

Desde mi punto de vista, esta última etapa resulta realmente fácil pues somos nosotros mismos los que manejamos nuestro flujo de aprendizaje e información. Lo único que se necesita es voluntad y ganas de superarse día a día para evitar el fatal conformismo que nos amenaza día a día. 

La universidad es un claro ejemplo de lo que aquí se argumenta. En ella nadie te obliga a estudiar ni a graduarte. Uno mismo se motivo para alcanzar la meta final. A pesar de esto, aquel hombre que realmente no es conformista, no se queda con las clases. La verdadera educación se da tanto en las aulas como fuera de ellas puesto que a pesar de que los libros y las clases aseguran gran parte de la educación y los conocimientos, estos solo se podrán entender de lúcidamente al ponerlos en práctica. Así lo dice el viejo refrán: “La práctica hace al maestro”

Hace unos días, visité la Universidad Central de Venezuela junto a mi clase de Fundamentos de Mundo Moderno. Aquella inmensidad arquitectónica no podía ser estudiada a través de libros o lecciones. Necesariamente, teníamos que adentrarnos en ella para observar cada detalle que el arquitecto y famoso artista vanguardista Carlos Raúl Villanueva agregó a la estructura, convirtiéndola en una de las aplicaciones más exitosas de arquitectura moderna en América Latina. Asimismo, en el año 2000 la casa de estudios fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por las UNESCO. 

En este paseo no solo aprendí sobre arquitecturas modernas y la evolución de la pintura hasta la modernidad. También aprendí que con las clases no basta y que la verdadera educación al final depende de uno mismo y de su voluntad para que esa estructura completa de hombre civilizado llegue hasta la cima.

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