Bona Fides
Por: Karla Bastidas
Es el pacto de buena fe bajo el cual se rige con el formalismo debido y honradez necesaria como dicta nuestra acta de independencia; es necesario juramentar bajo un sentido escrupuloso, circunspecto y exacto. Con estas características tendríamos un pacto ante Dios, abogado por ley desde siempre en los tratados humanos que han servido como grito de independencia o promesa de amor.
Desde épocas antiguas se tiene la necesidad de tener una promesa sagrada, Pitágoras y sus discípulos creían que el juramento había que consagrarlo en la divinidad, ya que todo lo que habita en la naturaleza, pertenece a Dios, siendo él su creador se hizo con el compromiso de conservarla bajo cierto orden y respeto divino.
Los griegos y romanos también emplearon un sistema de lealtad a su Gobierno, el cual era todo para estos guerreros y eruditos, juraban por sus dioses, creadores del mundo y proveedores de cosas buenas como malas; para cada ocasión tenían motivo de honradez y se hacía en actos solemnes y con el respeto necesario para aquellos que todo lo veían (cierta representación a nuestro dios).
Los egipcios veían como cuestión de vida mantener con sus dioses cercanía absoluta, para este pueblo magnifico también se era necesario jurar y practicar cualquier acto bajo el nombre del dios mayor, el sol.
Como vemos es cuestión de humanos tener una representación del máximo compromiso ante la ley, y por ella. No es aceptado un juramento sin base o rigor necesario porque se estaría fallando a su origen y utilidad, el juramento nació por necesidad de tener fe en algo sagrado que avale la palabra de quien le invoca y no ser usado en vano, como bien nos lo dice la sagrada biblia.
Para Venezuela este acto de compromiso no es menos importante, el libertador bien lo sabía e invoco su ayuda en el monte sacro.
El honor no es poca cosa, ni palabra vacía; es el arraigo a lo que debe ser, es el buen actuar de quien invoca su poder, es el cumplimiento de sueños bajo el amparo del supremo, el algo con a lo que se debe respeto y que todo líder debería emplear en su discurso de buena fe.
Un líder sin juramento, es un vacio porque no tiene palabra ni compromiso a quien se le debe. Para poder confiar en aquellos que van a la cabeza, el pueblo entero debe estar convencido de que jurará bajo la buena fe y no en vano, con escrupulosidad, con prudencia ante toda situación y de forma exacta e inequívoca, sin que le tiemble el pulso ante las adversidades que pueda atravesar el Estado.
Es el pacto de buena fe bajo el cual se rige con el formalismo debido y honradez necesaria como dicta nuestra acta de independencia; es necesario juramentar bajo un sentido escrupuloso, circunspecto y exacto. Con estas características tendríamos un pacto ante Dios, abogado por ley desde siempre en los tratados humanos que han servido como grito de independencia o promesa de amor.
Desde épocas antiguas se tiene la necesidad de tener una promesa sagrada, Pitágoras y sus discípulos creían que el juramento había que consagrarlo en la divinidad, ya que todo lo que habita en la naturaleza, pertenece a Dios, siendo él su creador se hizo con el compromiso de conservarla bajo cierto orden y respeto divino.
Los griegos y romanos también emplearon un sistema de lealtad a su Gobierno, el cual era todo para estos guerreros y eruditos, juraban por sus dioses, creadores del mundo y proveedores de cosas buenas como malas; para cada ocasión tenían motivo de honradez y se hacía en actos solemnes y con el respeto necesario para aquellos que todo lo veían (cierta representación a nuestro dios).
Los egipcios veían como cuestión de vida mantener con sus dioses cercanía absoluta, para este pueblo magnifico también se era necesario jurar y practicar cualquier acto bajo el nombre del dios mayor, el sol.
Como vemos es cuestión de humanos tener una representación del máximo compromiso ante la ley, y por ella. No es aceptado un juramento sin base o rigor necesario porque se estaría fallando a su origen y utilidad, el juramento nació por necesidad de tener fe en algo sagrado que avale la palabra de quien le invoca y no ser usado en vano, como bien nos lo dice la sagrada biblia.
Para Venezuela este acto de compromiso no es menos importante, el libertador bien lo sabía e invoco su ayuda en el monte sacro.
"¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”Estas palabras no quedaron en el aire de Italia, sino que fueron puestas en práctica y haciendo honor a quien lo merece, cumplió su promesa y compromiso con los pueblos aliados.
El honor no es poca cosa, ni palabra vacía; es el arraigo a lo que debe ser, es el buen actuar de quien invoca su poder, es el cumplimiento de sueños bajo el amparo del supremo, el algo con a lo que se debe respeto y que todo líder debería emplear en su discurso de buena fe.
Un líder sin juramento, es un vacio porque no tiene palabra ni compromiso a quien se le debe. Para poder confiar en aquellos que van a la cabeza, el pueblo entero debe estar convencido de que jurará bajo la buena fe y no en vano, con escrupulosidad, con prudencia ante toda situación y de forma exacta e inequívoca, sin que le tiemble el pulso ante las adversidades que pueda atravesar el Estado.
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