Improvisando un sistema económico
Por Victoria Aloisio
Pareciera que el modelo económico de Venezuela ha tocado fondo. Ya no podemos denominarnos como un país capitalista, mercantilista, ni mucho menos, socialista. Todo apunta a que el Gobierno lleva una constante improvisación en cuanto a un sistema económico, evidentemente porque al tratar de ‘’proteger’’ la producción, lo que ha hecho es destruirla llegando al punto de la total quiebra de lo ‘’hecho en Venezuela’’.
Estas improvisaciones e indefiniciones para alcanzar una economía totalmente estatizada por un estado ‘’socialista democrático’’ han logrado que nuestro país sufra una total ausencia de un sistema económico que se cumpla a cabalidad, por lo que ahora Venezuela es famosa por ser el primer país en improvisar o más bien crear un nuevo modelo económico que facilite el desarrollo de las fuerzas productivas y que impulse la creación de la empresa privada. Es por esto que Venezuela transita va cayendo lentamente por un precipicio, y cuando toque fondo, será cuando verdaderamente explote la crisis que vivimos hoy en día.
La verdad, ya no podemos hablar de esta crisis como las anteriores. Jamás Venezuela había sufrido una baja de empleo tan alta, y una inflación de un 70% anualizada. A esto le sumamos la inexistencia de la producción nacional, ya sea industrial o agrícola. Nuestro sector industrial es improductivo y ficticio. De igual manera sucede con el sector de servicios. Nuestros “industriales” más parecidos a comerciantes comunes prefieren vía especulativa de precios y de acaparamiento para así poder sostener su industria y maximizar ganancias, lo que ha desenvuelto la maldición del incremento de precios cada quince días, y como no queda de otra, y hay necesidad, la gente sigue comprando los productos así estén al doble de su precio.
No existe ningún economista que pueda explicar el fenómeno que está sufriendo nuestro país. Sin embargo, la salida por donde reluce la luz de la solución, apunta hacia el denominado sistema de ‘’Capitalismo salvaje’’ el cual va agarrando fuerzas, mientras que nuestra revolución socialista se hunde cada día más.
Es evidente que, para la verdadera existencia de un sistema económico en Venezuela, es indispensable una armonía entre la estructuración del Estado y la administración pública en donde exista una transparente diferenciación entre el Estado, el Gobierno y el Presidente, para que así se pueda garantizar el buen funcionamiento y el bienestar de los venezolanos.
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