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miércoles, 17 de junio de 2015

La culpa es de la vaca



¿Qué es el empíreo?

¿Escucho usted alguna vez está palabra?

Mientras pensaba cómo hago un discurso que valga la pena alguna vez leer ante un podio, recordé el mal chiste del “cliché” y cómo siempre evitamos caer en él, y nos pasamos la vida inventando nuevas ideas y formas de darle la vuelta al mensaje para no ser uno más del montón, pero, algo llamó mi atención.  Volví en el tiempo unos 9 meses y me vi a mí misma, sentada en un pupitre, con la mirada vacía y las manos en la mesa, pensando en que esté sería el año del cambio, tengo nuevas metas y me propongo luchar por conseguirlas. 9 meses después siento que no paso el tiempo y yo sigo sentada en aquel pupitre.
Mi caminar por los pasillos de la institución me parecen pesados y ¿cómo no? Aquel primer día un llamado de atención rompió mi silencio y me hizo pesar ¿escuchó alguna vez la palabra empíreo? Rápidamente lo negué. Horas más tarde me encontré escuchando el Himno Nacional ¿triste no? Estudiante desde que tengo uso de razón y no pude recordar aquella palabra que me hacían repetir como loro en el liceo, todas las mañanas frente a la bandera.   Entonces, volvamos al presente y permítame explicarme un poco mejor. Para mi discurso elegí este comienzo no con la esperanza de crear una profunda reflexión, simplemente decidí no huir del cliché. A fin de cuentas, quiero enfocar mi ira incontrolable en una forma de ayudar y no de perjudicar.
Hablo de ira gracias a los acontecimientos por los que atraviesa hoy nuestro país, es que ni porque existan miles de libros orientados a crear conciencia y advertir del peligro de un Estado autocrático, las cosas cambian. Hare uso de la comunicación y de un canal de televisión en específico: “nada cambia, si tú no cambias.”   Uso esta frase porque en gran medida es cierto, también tiene mucho de certero  que no puedes obligar a las personas a cambiar, tampoco puedes eliminar el mal con tus propias manos, solución dada por un culto autor, el señor Vittorio Alfieri (1749- 1803) en su libro “De la tiranía” publicado en 1800, libro que nació gracias a la incógnita ¿qué es la tiranía? y nos expone su principal móvil, el miedo.   Y de nuevo caemos en mi punto: a lo largo de los años han existido personajes ilustres que dedican su vida a combatir la tiranía desde sus escritos, su arte o hasta su cuerpo, pero aún así el mal logra triunfar y enceguecer a la audiencia, parece increíble cómo juegan con nosotros tal marionetas y allá, arriba esta el sonriente guasón con los labios estirados hasta agrietar y los dientes apretados en una mueca fantasmal. Nuestro hábil titiritero nos está manipulando.
Aunque ya sabemos a dónde lleva la crítica escrita, nos encontramos tras un computador, usando las pocas neuronas que nos quedan y agradeciendo a las cátedras que vemos día a día, el darnos la oportunidad de tener conciencia de saber leer e interpretar para poder crear nuestros propios juicios de valor ante la realidad, que es una y no precisamente la que nos quieren hacer creer aquellos en el poder. Quizá suene chocante lo que diré a continuación pero,  estoy usando  mi derecho natural de libertad, aquel que vendí a ciegas para que se formara el tan necesario contrato social del Sr. Rousseau. Otro documento necesario para la vida en sociedad, cosa perdida en mi amada patria.
Quizá fallamos nosotros, en no ayudar a nuestros dirigentes e introducirlos al llamado mundo culto, si fuera mi tarea creo que comenzaría con la encíclica rerum novarum   ¿Por qué? Bueno allí nuestro inteligentísimo Papa León XIII expone lo necesario que es el bien propio y privado, deja claro lo necesario que es para el ser humano “tener” a diferencia de cómo ven el mundo unos que otros, no es que sea yo una mercantilista de primera mano, sólo no creo en el falso comunismo para muchos, y la fabulosa vida de Paris Hilton que llevan unos pocos.
Les haría conocer el grandioso desenlace de Utopía  de mi gran amigo Tomás Moro (1478-1535) a mi casi me da un infarto mientras iba pasando las páginas, luego entendí que mi pensamiento estaba del lado correcto de la línea y que gracias a mi actitud reacia a los cuentos de hadas, nunca pudieron lavar mi precioso cerebro en crecimiento.
Entonces, vamos a poner este vómito verbal en orden. Si quiere mi juicio, lo que pasa hoy en día es gracias a nosotros mismos. Hay ciertas opiniones en las redes sociales que me disgustan por ejemplo: “este es un país de porquería” por mucho tiempo esa frase fue la galardonada en mi portal web, hasta que un día vi un mensaje que ilumino mi cara y me hizo pensar: aún quedamos seres críticos y románticos “no existe tal país de porquería, existe gente de porquería que no trabaja por mejorarlo sino que pasa su día culpando de todo a los demás” si, esta es mi posición.
El Gobierno “socialista” que dirige nuestro país hoy en día tiene el poder de infligir el miedo en los ciudadanos, porque nosotros mismo se los hemos permitido. Para nosotros no están ocultos los escritos de estos y muchos más autores que se dedicaron a desmentir al farsante ¿porqué no leemos más y dejamos de culpar a otros de nuestro error?


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