La República del Este, ¿Contracultura o intelectualidad?
Por: Luisana Díaz Luporsi
Fomentar el intelectualismo, la educación, las ganas de aprender, el uso de los medios de comunicación tradicionales son de las cosas en las que el venezolano se tiene que enfocar pero claro, incorporando también la parte de entretenimiento, en este país esta es una parte fundamental, ya que en medio de tanta crisis, mientras más leemos y más conscientes somos, más deprimidos y estresados tendemos a convertirnos, entonces, no podemos encapsularnos en un solo, digamos, método para salir adelante o superarnos. Pero yo no he escrito esto para traerles soluciones o tener la última palabra sobre La República del Este, son simplemente reflexiones sobre conocimientos adquiridos recientemente.
En Caracas, más o menos por los
setenta y ochenta, existió una especie de proyecto de resistencia cultural
llamado La República del Este, fue creado por los integrantes del Techo
de la Ballena (colectivo cultural de los 50 de tono anárquico y que utilizaba
la provocación como herramienta). El gobierno de Rómulo Betancourt fue quien
dio pie a estos intelectuales para que empezaran a crear movimientos
contraculturales, en respuesta a la no aceptación de sus políticas. La
República estuvo conformada por Caupolicán Ovalles, Adriano González León, Mary
Ferrero, El Chino Valera Mora, El poeta Daza, Pablo Antillano, Edmundo Aray,
Juan Calzadilla, Francisco Pérez Perdomo, Miyó Vestrini, Carlos Rebolledo,
Perán Erminy, Tulio Monsalve, Julio Blasini, Rubén Osorio, Miguel Otero Silva,
entre otros. Al final, cualquier persona era bienvenida y su variedad de
participantes muy espontánea.
Este grupo se reunía en Sabana
Grande, antes de convertirse en un “Boulevard” lleno de comercios y por donde
solo se puede andar “a pie”, frecuentaban lugares como el Chicken Bar, el Gran
Café, la librería Suma, El Molino, El Lagar, Urrutia y otros sitios más.
Básicamente se dedicaban a beber y tertuliar, en tono intelectual y filosófico,
todas las noches.
Como dato fundamental hay que
entender a qué hace referencia el nombre de República del Este, pues se hacían
llamar República por tener su
propia división de poderes, así que tampoco es que eran unos anarquistas, había
algunos políticos pero la mayoría eran artistas, escritores y bohemios. Y del
Este, porque se ubicaba en Sabana Grande, al este del palacio de Miraflores.
Hasta ahora, nadie se ha puesto a evaluar la trascendencia y el
alcance de La República del Este en la cultura nacional, capaz tiene que ver
con la incorrección política del movimiento. Sin embargo, La República del Este
marcó la época y tuvo consecuencias para bien y para mal, sobre el desarrollo estético
y ético de las generaciones posteriores, de la izquierda sobre todo. Y aunque
no dejara mucho para las masas, es decir en pro de ellas, si representa un
poco, aunque sea un poquito, de la cultura histórica caraqueña.
La República del Este constituyó una
de las partes de esa población venezolana que pensaba y piensa distinto a sus
gobiernos y maneras de actuar; grupos que encontraban refugio y gozo ante la
crisis que enfrentaba el país. Refugio puesto que estos lugares que
frecuentaban les permitía debatir cualquier tipo de ideas y opiniones sin que
fuera un asunto tan polémico o agresivo; había mucha tensión entre las masas y
allí existía la plena libertad de expresión de las personas, además
también porque podían quedarse allí, y en esto entra lo del gozo, bebiendo toda
la caña que amigos, como Domingo Mariani, Valles, Rubén Osorio, u otros, les pudiera
patrocinar. Eran las maneras de una sociedad de divertirse mientras atravesaba
una aparente “democracia representativa” o “partidocracia”. Y al mismo tiempo
combinando lo intelectual con lo lúdico, porque eso de caerse a palos toda la
noche no era una cuestión muy regia que digamos. Eran gentes que hablaban de
cualquier cosa, cualquier tema era bienvenido, hasta algunos compartían sus
problemas personales y los demás les daban consejos, algo así como un
diván colectivo. También era parte del asunto buscarle la vuelta a todo, reírse
y poder hablar de las cosas a pesar de lo negativas y/o perjudiciales que
fueran; algo bastante típico de la cultura del venezolano.
Para ejemplificar un poco la
cuestión, leemos a Federico Pacanins en su libro Tropicalia Caraqueña, citando
textualmente a Rubén Osorio en uno de los encuentros de La República en “El
Maní es Así”, diciendo: “Hemos dicho que esta también es la tarde de los
espontáneos, porque aquí estamos sencillamente para eso, para conversar, para
discursear, y más si tenemos un espontáneo de excepción como es Caupolicán
Ovalles”.
De esta manera la República promovía
la formulación y expresión de pensamientos e intelectualidad, la necesidad de
conocimiento, critica y debate que siempre le ha hecho falta a la idiosincrasia
venezolana en su historia.
En este ensayo, articulo o como lo
quieran llamar, concebimos algunas de las partes positivas y tal vez negativas
de la existencia de la República del Este pero sin dejar de un lado lo
objetivo. Sabemos que la República del Este nunca pasará de algo más allá que
unas cuantas anécdotas, pero eso no nos quita la libertad de generar
reflexiones u opiniones a partir de los hechos de aquella época.
Fomentar el intelectualismo, la educación, las ganas de aprender, el uso de los medios de comunicación tradicionales son de las cosas en las que el venezolano se tiene que enfocar pero claro, incorporando también la parte de entretenimiento, en este país esta es una parte fundamental, ya que en medio de tanta crisis, mientras más leemos y más conscientes somos, más deprimidos y estresados tendemos a convertirnos, entonces, no podemos encapsularnos en un solo, digamos, método para salir adelante o superarnos. Pero yo no he escrito esto para traerles soluciones o tener la última palabra sobre La República del Este, son simplemente reflexiones sobre conocimientos adquiridos recientemente.
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