Reflexión sobre un viejo acuerdo.
En la naturaleza del planeta tierra siempre ha
existido un equilibrio, que permite el perfecto desenvolvimiento de todos los
integrantes que la forman. Desde el más pequeño insecto hasta el más peligroso
carnívoro, cada uno forma parte del gran
equilibrio universal. La cadena alimenticia, el proceso de nacimiento,
reproducción y muerte, son vagos ejemplos del curso natural de las cosas, al
menos en nuestro sistema.
El ser humano individuo superior de este
planeta, no es una excepción a las reglas naturales de la vida. Posee también
un proceso natural, pues es necesario un equilibrio. Desde sus inicios más
rurales el humano ha logrado subsistir con su mayor ventaja, el intelecto. A través de los siglos, la mente humana ha
desarrollado ideas que le han abierto las puertas al gran camino de la
tecnología y el legado de su raza.
A través de pinturas precarias, jeroglíficos y
libros. Los humanos siempre han sabido plasmar sus hallazgos, ideas e
invenciones para generaciones futuras. Pero al igual que las sociedades
animales, es necesario un equilibrio y un ordenamiento, ya que, al ser
individuos dotados con intelecto siempre habrá una lucha de ideales, poder, y
fuerza. Es por esto que, las sociedades humanas han desarrollado un
ordenamiento social que, poco a poco, ha tomado forma hasta las sociedades que
hoy en día conocemos.
Jean Jacques Rousseau plantea el inicio del
ordenamiento social actual, en su obra titulada “El Contrato Social” que no es
más que una explicación al porque del estado. Rousseau, gran partidario de la
soberanía y de las libertades civiles amparadas por el estado, explica como el
ser humano en algún momento de su historia debió “ceder” sus libertades
naturales, es decir, su libre albedrío sobre cualquier cosa, para adquirir sus
libertades civiles. Que lo protegerán, a través de la justicia y de la
igualdad. Pero siempre respetando sus opiniones.
Es pues, interesante plantearse la idea de un
mundo sin orden social, sin equilibrio alguno, un mundo donde cada ser humano
pueda hacer lo que le plazca. En ese mundo donde la libertad natural e
individual es lo único que rige la mente humana. ¿Sería posible un mundo igual
al que tenemos hoy en día, bajo estas condiciones? Pues, personalmente puedo
firmemente negar esta interrogante. El ser humano, busca por naturaleza el
subsistir, ya que, no fue dotado con alas especiales para sobrevolar sus
enemigos, o grandes pieles para protegerse del invierno. Este individuo a
través de su inteligencia y raciocinio protege su débil cuerpo. Es por esto que
no existe duda, que habría una gran lucha de ¿Quién es más fuerte que
quién? Lucha por los mejores ideales, el
mejor lenguaje, las mejores pieles, etc. El ser humano sería en definitiva el causante
de la desaparición de su propia raza sin el ordenamiento estadal y social que
existe actualmente.
Este gran legado de la modernidad, permite el
libre desarrollo de la vida humana sin la necesidad de temer o mirar sobre
nuestros hombros. Permite utilizar nuestro intelecto en sociedad y así unos con
otros formar el mundo que actualmente tenemos. A través de este equilibrio unos
idean, otros construyen y dan forma a las ideas humanas, materializando así el
verdadero legado de la raza humana, sus invenciones.
Después de reflexionar un poco sobre Rousseau y
su manera de plantear este contrato social, surgió una interrogante que ha
deambulado a través de mi mente, ¿Será posible que el humano actual, haya
olvidado estos simples acuerdos sociales? Las sociedades actuales, de una
manera u otra pareciera que se rigen por sus intereses naturales como nación,
sin importar a quiénes pisoteen, continua la riña de quién es más que quién.
¿Significa esto que el ser humano olvida su
verdadero objetivo y en vez de avanzar se encuentra en un constante retroceso,
pisoteando los siglos de invenciones e ideales construidos por sus antepasados?
Pues creo, que esta será siempre la gran duda
humana. ¿Es posible que la raza con mayor potencial en este planeta, sea la
causante de su propia desaparición? Por simples caprichos y riñas políticas,
religiosas o simplemente conflictos interpersonales. Poblaciones y sociedades
divididas por estos aspectos que al reflexionar parecen ser tan superfluos en
comparación con el verdadero propósito. Una simple convivencia humana en donde
cada individuo pueda desarrollarse personalmente y en sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario