Por: Cristina Brunetti
Foto Cortesía: Venezuela tuya |
Mario Briceño Iragorry,
escritor, abogado, historiador, diplomático y político venezolano, publica en
1951 Mensaje sin Destino con el objetivo de tratar “nuestra crisis de pueblo”.
A lo largo del ensayo,
Briceño expone una serie de argumentos que sin duda invitan al venezolano a la
reflexión. Al comienzo del texto plantea que, “Venezuela, pese a su historia
portentosa, resulta desde ciertos ángulos un pueblo antihistórico…”. Esto
evidentemente suena contradictorio, pues ¿cómo es posible que a una sociedad le
interese tan poco la historia de su país, y más aún, cuando esa historia es
sumamente amplia y enriquecedora?
Sería fácil atribuirle esa
carencia a la educación, pero desde una perspectiva mucho más objetiva, lo
correcto sería atribuirle esa carencia a la falta de interés del venezolano, ya
que son muy pocos los que se detienen a conocer su pasado, son muy pocos los
que admiran de dónde venimos, son muy pocos los que tienen bases para criticar
una determinada situación.
Sin duda, el día en que la
inmensa mayoría deje de quejarse y comience a conocer y apreciar su entorno, su
pasado y su identidad, será el día en que las circunstancias, el país y la
sociedad cambien.
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