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jueves, 16 de abril de 2015

¿El venezolano es impulsivo o racional?

Por: Jorge Fernández Lander

Ante la gran crisis socio-económica que estamos viviendo actualmente en Venezuela, surge ante mí un conflicto entre mi yo impulsivo y mi yo racional.


Cuando veo la devaluación, la inflación y las pésimas medidas económicas que se están tomando; mi impulsividad hace que desee simplemente salir a las calles a pelear con quien sea. Si a esto se le suma la crisis de inseguridad y la falta de voluntad del gobierno para resolver el problema, me radicalizo y simplemente deseo desaparecer a quienes tanto daño nos están haciendo.

Pero por otro lado también aparece mi yo racional. Ese yo que recuerda los sucesos entre el año 2001 y el año 2006. Esa época donde nosotros como oposición nos creímos invencibles y subestimamos al régimen. Nos creímos tan invencibles que marchamos hasta Miraflores sin miedo a perder nuestras vidas; todo para que unos líderes improvisados y soberbios se autoproclamaran gobierno. Sólo bastaron dos días para que Hugo Chávez volviera al poder como era lógico que iba a ocurrir.

Nuestra soberbia no terminó ahí. Ocho meses después, en diciembre de 2002, nos volvimos a creer invencibles y fuimos a un paro con la idea de tumbar el gobierno. ¿Qué ocurrió? Chávez reactivó la industria petrolera, la oposición quedó desmoralizada, Fedecámaras y la CTV prácticamente desaparecieron y el gobierno encontró la excusa perfecta para instaurar CADIVI, despedir a los empleados públicos que se oponían y culpar cualquier deficiencia económica posterior.

Nosotros estábamos ciegos. Por experiencias pasadas creíamos que ningún gobierno remontaba y que la popularidad del entonces presidente siempre iba a ir en descenso. En estas condiciones convocamos un referéndum revocatorio. En año y medio, Chávez instauró las misiones, subió los barrios y convenció a su gente que votara por él. Nosotros en cambio creíamos que la batalla ya estaba ganada y dejamos que la “sociedad civil” y no los partidos dirigieran la campaña. Fue así como un referéndum revocatorio se convirtió en un referéndum ratificatorio.

Al gobierno actual de Maduro le está explotando la realidad en la cara. Basta con abrir la página de Aporrea para darnos cuenta del descontento social incluso dentro de las filas del chavismo. Sin embargo, me preocupa que nos creamos invencibles y salgamos a la calle de manera improvisada. Que la impulsividad y la soberbia nos cieguen y terminemos realizando acciones que nos hundan aún más como alternativa política del país. Mi gran preocupación es que repitamos los hechos del 2001 al 2006 y atornillemos este régimen por quince años más.

No hay mayor peligro que subestimar al adversario. Es por ello, que te invito a que reflexionemos juntos. Me encantaría que la oposición dejara de lado los ataques absurdos contra ella misma y se sentara en conjunto a fijar una estrategia y un plan de acción lógico y racional. Entender que desunidos no llegamos ni a la esquina. Probablemente esa salida no será en un mes ni en un año, pero al menos será una salida segura y entonces habrá una nueva alternativa de país.

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