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martes, 28 de abril de 2015

¿Qué somos?

Por Alessia Pigna Raulli 


Imagen obtenida de www.verdadesvenezuela.com


 Venezuela, desde sus inicios como país independizado, ha pasado por diversos tipos de gobiernos, desde caudillos, los "nuevos caudillos": dictadores y demócratas, hoy en día: ¿Qué somos? ¿Una verdadera democracia como suelen decir muchos? 

 El gobierno actual se ha encargado de empapar al país de políticas alineadas al socialismo/comunismo que solo han logrado un gran retroceso para Venezuela, y un solo sentimiento de bienestar: el que sienten ellos. Entre los criterios de estas malas políticas está, la no división de poderes; la manera en cómo lograron que el país decayera social y económicamente por robo y corrupción; en el logro del resentimiento y odio entre clases; en cómo lograron polarizarnos al ser casi un 50% opositor y el otro 50% adeptos al gobierno; y por último, la falta de acatamiento y cumplimiento de cada una de las leyes escritas en la Constitución.

Este último corresponde a una una falta grave para la República que una vez fue estimada por grandes autores de nuestra partida de nacimiento.

Para reconstruir este país, desde sus entrañas, y buscar tener lo que nunca hemos tenido, primero se debe dejar a un lado la manipulación política: se debe imponer la lógica y la razón sobre la demagogia. Se debe demandar una política donde no sea favorecido un solo grupo político: todos los sectores sociales deben gozar de auténtico bienestar. No debemos caer en el odio y el rechazo entre clases, pues esto da pie a un único gran impedimento: el progreso de todos; debemos empezar a utilizar la razón y ser más conscientes sobre el modo en el que está organizado el poder: no se puede aceptar una democracia donde no haya división de poderes, donde todo pasa por decisión del Ejecutivo y se cumpla sus decretos porque sí: se debe buscar la auténtica participación del pueblo en la política. Es hora de tomarse en serio la democracia; es hora de ser verdaderos ciudadanos, pues solo así nos alejaremos las tinieblas de un populismo y, en consecuencia, de un totalitarismo.  


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