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miércoles, 29 de abril de 2015

Cómo matar a un tirano

Por Patricia Fernández S.


El concepto de tiranicidio implica, según su definición literal, darle muerte al tirano, es decir, acabar con la vida de aquél gobernante o dirigente que se ha convertido en déspota al dejar de lado el deber que tenía como protector de sus gobernados.

Ahora bien, como podemos notar el concepto se envuelve en una posición extremista en la cual se da a entender que la única manera de despojarse del tirano es la de recurrir al magnicidio del mismo, justificando así el derecho de rebelión.

Sin embargo, ¿podríamos darle solo esta única interpretación al concepto de tiranicidio? ¿No sería posible considerar la muerte del tirano de otra forma?

Si bien es cierto que el concepto es explicado de forma tal que no caben dudas de que se habla del significado literal de la muerte, es posible que el magnicidio del tirano puediese darse de distinta manera. Se podría considerar como matar al tirano, por ejemplo, a la acción de estudiar para así generar un discurso personal que desarrolle el intelecto de cada individuo y no permitir que el déspota se perpetúe más tiempo en el poder, es decir, un pueblo debidamente educado no permitirá bajo ningún concepto los actos manipuladores del dictador.

Es importante recordar que la palabra rebelión no precisamente ha de estar ligada a la palabra violencia. La rebelión es la manifestación del rechazo ante una autoridad. La desobediencia civil podría realizarse de forma inteligente y pacífica, sin necesidad de recurrir a actos impulsivos carentes de razón.

En líneas generales, lo que se busca plantear es una solución racional más que impulsiva. El acabar con el tirano no necesariamente debe implicar la muerte física del mismo, pues también puede ser una muerte ideológica.

Las variadas interpretaciones de un concepto nos podrán llevar a mejores soluciones.

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