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domingo, 29 de marzo de 2015

¿Sería el Parlamentarismo una solución para Venezuela?


Por Natalia Torres de Ponte

“El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro”. John Fitzgerald Kennedy.

Quise empezar este escrito con la frase anterior, para recordar la importancia del cambio y la transformación en los diferentes aspectos de nuestras vidas. Siempre que algo no funciona como se debe o comienza a presentar una serie de fallas, debe ser transformado, manteniendo su esencia, en algo mejor. Por el otro lado vemos el continuismo, que como su nombre lo dice significa estar en una situación en la que un estado de cosas se prolonga indefinidamente, sin indicios de cambio o renovación.

Tristemente según mi visión Venezuela está en un momento crítico donde lo que se ve es una continuidad de problemas y malas decisiones proveniente de aquellos que nos gobiernan. Necesitamos una transformación en nuestro Estado y sociedad empezando desde de lo pequeño hasta lo grande.

Entre diferentes temas y soluciones, mi enfoque va a un debate que existe entre el “Presidencialismo y Parlamentarismo”. Escuchando ambos nombres, puede que nos hagamos diversas preguntas: ¿Qué entendemos por cada uno?, ¿Cuáles son sus características más importantes? ¿Usar puramente alguno de los dos hace que un gobierno sea más estable y eficaz?, ¿Venezuela podría cambiar su sistema radicalmente al parlamentarismo? Recordamos que ninguno de los dos son patologías del Estado y sí opciones de cómo se lleva a cabo la organización del poder y que pueden ser perjudiciales si se llevan a los extremos.

Empezamos por definir, diciendo primero que ambos son excluyentes entre sí, a menos que se vean los dos juntos donde el régimen es llamado de mixto. ¿Qué es el parlamentarismo? El régimen es parlamentario cuando el jefe del gobierno o del Ejecutivo es elegido por el Poder Legislativo, si tanto él como su gabinete dependen de la confianza del mismo de manera que una mayoría en el Parlamento sea capaz de revocar su mandato a través del voto de censura o de no confianza y además si el jefe de gobierno tiene derecho a disolver el Parlamento y convocar elecciones, eso quiere decir que el parlamentarismo es un sistema representativo en el cual el Parlamento desempeña un papel importante en el proceso de toma de decisiones políticas, en materia legislativa, de presupuesto y control del gobierno. Características del parlamentarismo son: Una única legitimidad directa de la soberanía (parlamento), un gobierno pluripersonal y colegiado elegido por el Parlamento formado con el primer ministro al frente, la existencia de mecanismos recíprocos de control entre el poder ejecutivo y el poder legislativo (disolución de la Asamblea y censura al gobierno como máximos exponentes).

Ahora ¿Qué es el presidencialismo? Es aquel régimen en el cual el Jefe del Ejecutivo o Presidente resulta elegido por la votación del pueblo, si el Poder Ejecutivo carece del derecho para revocar su mandato por motivos políticos y si el Presidente carece del derecho para disolver el Parlamento. En el sistema presidencialista los plazos de los mandatos del Presidente y miembros del congreso son fijos. (Lijphart: 1987).

Según Giovanni Sartori, el presidencialismo posee tres criterios importantes:

- La elección popular (directa o indirecta del jefe de Estado por un período determinado).

- El Parlamento no puede designar ni destituir al gobierno.

- El jefe de Estado es también el jefe de gobierno.

Si se cumplen los tres, tenemos un sistema presidencialista puro frente a nuestros ojos. Es importante saber que Venezuela tiene este sistema de manera ininterrumpida desde 1958. Se dice también que los sistemas presidencialistas son rígidos y los parlamentarios flexibles, y eso es porque en el presidencialismo no se tiene posibilidad de reajustes periódicos que se adapten a los acontecimientos políticos, sociales y económicos. Ya en el parlamentarismo por ser flexible existe una mayor representación del conjunto social en la medida que las decisiones deben consensuarse en muchas ocasiones entre distintas facciones políticas representadas en el Parlamento, hay mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno en la medida que puede cambiar el poder ejecutivo adoptando la moción de censura y mayor consenso en las decisiones se considera más la participación y el trabajo en equipo.

Por lo tanto un sistema más flexible está menos expuesto a riesgos, ya que se adapta a lo que está pasando y acepta cambios. Aquí no estamos para hacer apología a un sistema y criticar a otro, simplemente conociéndolos para ver cuál de los dos podría ser una solución para Venezuela, usar uno u otro no es señal de un gobierno estable y eficaz. La estabilidad del gobierno significa duración y los gobiernos pueden ser largos e impotentes: Su duración no es para nada un indicador de eficacia, como por el contrario pueden existir gobiernos que duren poco y aun así hayan realizado cambios significativos.

Venezuela por ejemplo, con mis 21 años de vida no conozco otro sistema político diferente al presidencialismo y no he visto a otra persona en el poder que no sea el fallecido Chávez y el actual Maduro. Aunque ya este gobierno tiene 16 años no es para nada eficaz, cada día hay más problemas, falta de libertad de expresión, falta de seguridad jurídica, el Presidente dicta leyes habilitantes que le dan más poder, la calidad de vida ya no existe, hay control de precios y por eso escasez e inflación, todos esos factores son muros que impiden el progreso. ¿Será que debemos entonces ver que el presidencialismo se ha deteriorado de tal manera que podríamos acudir al parlamentarismo?

En un artículo de opinión publicado por el Universal, el abogado Ricardo Combellas dice: El parlamentarismo nunca ha funcionado en Latinoamérica, en palabras fuertes las pocas experiencias han fracasado estrepitosamente, pues es ajeno a nuestra cultura política, a nuestra idiosincrasia y desenvolvimiento institucional. Por el contrario, la atenuación de los poderes presidenciales junto al realce de la figura del Primer Ministro y la nueva jerarquización del poder político del parlamento, contribuiría a fortalecer el régimen para bien de la estabilidad democrática, valor fundamental del sistema.

Si por una cuestión de costumbre nopodemos adoptar el parlamentarismo, porque no unir los valores y cosas positivas de ambos sistemas que estamos analizando, Sartori decía que “Si el presidencialismo tiene sus virtudes, estas virtudes deben buscarse en los sistemas semi presidencialistas que se basan en compartir el poder no en separarlo”. Habla también de tres fórmulas para compartir el poder en el sentido en que excluyen la concentración de poder en una sola persona, estos son:

I) Primero sobre desiguales: Es un jefe ejecutivo que es el líder del partido, que no puede ser destituido por el voto parlamentario, y que designa y cambia a los ministros de su gabinete a su antojo. Este “primero” gobierna sobre sus ministros y los domina.

II) Un primero entre desiguales: Puede no ser el líder del partido y sin embargo no puede ser destituido por un voto de no confianza del parlamento y se espera que permanezca en su cargo aun cuando cambien los miembros de su gabinete. Puede destituir sus ministros pero no ser destituido por ellos.

III) Primero entre pares: Es un primer ministro que cae con su gabinete, que debe generalmente embarcar en el equipo de gobierno a ministros impuestos, y que tiene poco control sobre el equipo.

El semi presidencialismo o semi parlamentarismo es aquel régimen en que el presidente es elegido popularmente pero en una estructura de autoridad doble en la que el primer ministro debe obtener un voto de confianza en el parlamento. El presidente no puede hacer promesas políticas ya que caen bajo jurisdicción del primer ministro y la mayoría parlamentaria.

Qué mejor manera que unir lo mejor de ambos lados y fundirlos para mejorar el gobierno de un país, Venezuela tiene un duro camino por delante y muchos conceptos tienen que ser revisados, empezando por recordar el significado de democracia, división de poderes, derechos y tantos otros que son esenciales para mejorar un país. No soy a favor del parlamentarismo, tampoco del presidencialismo y sí lo que dice Sartori, el semi presidencialismo porque no lleva a los extremos y mantiene el equilibrio en la división de poderes.

“Los males no se curan mediante transferencias a males aún mayores” Esa frase me pone a pensar, que antes de expresar la voluntad hacia un cambio, hay que analizar bien qué se quiere, ya que buscar una salida rápida no siempre es eficiente.

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