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martes, 31 de marzo de 2015

Macondo se quedó pequeño

Por: Luis Farage Salima

Cuando pensamos en Macondo, más allá de referirnos evidentemente a Gabriel García Márquez y su obra Cien años de Soledad, nos lleva inevitablemente a asociarlo con el realismo mágico. Y qué otra cosa es Latinoamérica si no realismo mágico. Es hasta lógico que esta corriente literaria – la del realismo mágico – sería la que generaría lo que se conocería como el Boom literario latinoamericano.

El caso de Latinoamérica es tan complejo que llega a ser homogéneo y heterogéneo a la vez. Podemos ver que el español es el idioma madre, pero es hablado de diversas maneras con sus acentos, palabras y léxicos propios, también vemos otros elementos comunes en todo el continente como el catolicismo es la religión dominante, lo mágico-religioso, las guerras civiles, los problemas y desigualdades sociales, la presencia constante de dictadores – y sobre todo de origen militar-, corrupción y partidismo en la política, la oda al machismo, el mal manejo de la economía y la concepción de la sociedad como algo netamente matriarcal – donde la figura de la mujer es tan fundamental y alabada como pisoteada, a veces por la misma mujer-; todo esto con sus diferentes pinceladas y variantes debido a las realidades individuales de cada país y sociedad.

El caso venezolano al formar parte de dicho fenómeno no es ajeno a estas particularidades culturales, donde han existido todos estos fenómenos y siguen vigentes. Pero más allá de esto, el caso venezolano de hoy en día supera en realismo mágico a los relatos de Macondo.  La capital de nuestro país fue fundada en medio de un valle de clima y geografía selvática monzónica, algo así como el génesis del icónico pueblo de la obra. Entre otros de los paralelismos entre Cien años de Soledad y nuestra nación, y su historia, están las disputas políticas y las guerras civiles encabezadas por militares, que muchos de los avances tecnológicos y culturales que han ocurrido han venido de la mano extranjera, que en el interior la mayoría de la nación se encuentra en un estado máximo de pobreza – hasta que llega la inversión extranjera – y que la figura de la madre y/o de la mujer es esencial en la sociedad ya que es ésta quien lleva el hogar en todos los sentidos, pero a la vez es quien más sufre. Esto lo representa Úrsula Iguarán quien es la madre trabajadora, realista y emprendedora. También podemos ver ciertos estigmas de las sociedades latinoamericanas, en el caso de la mujer, como es el caso de Amaranta que es marcada con una venda negra por ser virgen como, algo que no es bien visto en el interior en nuestro país y en otras naciones, como muestra de infertilidad y soledad. Además podemos apreciar como que las figuras masculinas de la historia representan a los estereotipos del hombre, tanto venezolano como latinoamericano, al ser personajes impulsivos, aventureros, que gustan del juego, las armas y las mujeres. Los máximos  representantes de esto son sobre todo los José Arcadio, padre e hijo, y Aurelio Buendía. Otra de las similitudes es el espíritu religioso mágico que si bien en nuestro país los curas no flotan al beber chocolate, el pueblo venezolano está siempre en constante espera de un tipo de mesías que le resuelva todos sus problemas o alguna predicción divina como los pergaminos de Melquiades; condimentando y mezclando esto con el ferviente espíritu católico, la ignorancia y superstición propia de nuestro pueblo.

En la actualidad vemos que nuestro país es prácticamente el bebé con cola de cochino al que se comen las hormigas, y quizás un poco más allá. En la actualidad nuestro país tiene cosas tan insólitas en aspectos importantes como la economía o la política hasta en cosas relativamente más sencillas como la vida ciudadana, la sanidad o la seguridad, en las que lo lógico, la moral, la tradición, los valores y lo correcto son desprestigiados y despreciados y sus opuestos son los que son alabados. Nuestro país es tan ajeno a la razón que las personas que se han preparado toda su vida para ejercer la política han sido inhabilitadas o encarcelados, gente no preparada ocupa altos cargos del gobierno y toma decisiones importantes sobre la política nacional, se mezclan tendencias e ideologías políticas y militares, se adoran presidentes como dioses haciéndoles oraciones. La política se ha mezclado con brujerías o sus prácticas en aspectos fundamentales. El gobierno  regala los ingresos de un país rico en recursos hasta dejarlo en la banca rota. Apresan a los inversionistas, se destruyen los establecimientos capacitados para abastecer a los ciudadanos y se impide a toda costa la creación de trabajos y el libre mercado. El gobierno niega dólares para la importación, al mismo tiempo que se descubren cuentas millonarias de la corrupción de sus funcionarios en Andorra y Suiza. Sobre todo a la única empresa que fabrica eficientemente en el país, en especial alimentos que siempre son necesarios y haciendo hincapié en la harina precocida tan fundamental en el día a día del venezolano, solo por ser una empresa privada porque lo que se le decomisa la producción. Se hace campaña para promover la venta de gasolina y otros productos a precios justos, mientras que los productores privados se ven obligados a vender por debajo de lo que les cuesta producir. Con tan solo con pasar la  frontera hacia Colombia un ciudadano puede recibir 5000 Bs. por cada 100 mil bolívares que lleve en efectivo en billetes de 100 y 50. Y además si lleva el tanque de gasolina lleno, 4 cauchos nuevos y la maleta llena de insumos puede lograr el sueldo de un año de trabajo. Según las encuestas más del 80% de los venezolanos no está comiendo completo. Donde la política económica que levo a todas estas circunstancias se ve justificada con el pretexto de que es la defensa ante una “guerra económica” contra el país.

En el ámbito social se han santificado a ladrones, hay tráfico de órganos, embarazos precoces, abortos, criminalidad, tráfico de drogas y crímenes efectuados por jóvenes de 11 años, neonatos y fetos tirados en depósitos de basura, colas eternas en las puertas de los mercados para entrar a hacer otra cola adentro para adquirir productos de la cesta básica alimenticia, todo esto si el día que el ciudadano fue al automarcado coincide con el número final de su cedula de identidad y sin saber si quiera que producto es el que va a comprar.  Donde se encarcela y tortura en nombre de la defensa de los Derechos humanos. Una anarquía que cumple literalmente la ley de la selva y tantos más casos a los cuales la imaginación es el único límite.Se hace de la nación una abanderada de la libertad de expresión, al punto que nos damos la libertad lecciones al mundo, mientras vamos cerrando medios de comunicación. Además amenazamos España y a EEUU, nuestro principal comprador de petróleo, con fuertes sanciones en medio de una de las peores crisis que ha vivido nuestro país. Todo esto mientras se obliga a la población a firmar en contra de E.E.U.U. porque han lanzado un decreto en contra de funcionarios corruptos de altos cargos de nuestro país. Mientras los ciudadanos tienen que pasar por una odisea titánica para poder soñar con si quiera tener una ínfima posibilidad ni de adquirir un pasaje de avión  o un documento tan fundamental como su pasaporte; los representantes del gobierno, que atacan a E.E.U.U. y se declaran “anti-imperealistas”, llevan a sus familias de fiesta y vacaciones usualmente a este lugar. Donde nuestras fuerzas armadas hacen ensayos militares que circulan por las redes sociales como vídeos cómicos. Donde el gobierno declara personas no gratas a personajes sumamente respetables y no permiten el acceso a representantes de Organizaciones no Gubernamentales pero dan honores como la espada de Bolívar a criminales y corruptos, siendo el más reciente Muamar Gadafi.

Donde el único modo posible para que el presidente de la nación haga caso a las necesidades del pueblo sea por medio de un mango, que alguien le lanza, o cruzarse por casualidad con la caravana presidencial. Para que de este modo quien lanzó el mango o se topo con el presidente reciba una casa o un carro nuevo, lo que debería ser lo normal pero ya no hay ensamblaje de automóviles en la nación debido a la situación actual .

Así que la realidad de nuestra nación se ha vuelto tan mágica e ilógica que nos podríamos atrever a decir que arriba es abajo y derecha es izquierda en todo sentido y es justamente eso lo que nos volvió algo amorfo y sin sentido como el bebé con cola de cochino y nos está destruyendo, lo que nos está comiendo como las hormigas a esa criatura resultado de los desastres de quienes se supone debían cuidarla. Y es que Macondo se quedó pequeño.


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