Por: Luis Farage Salima
Cuando pensamos en Macondo, más allá de
referirnos evidentemente a Gabriel García Márquez y su obra Cien años de
Soledad, nos lleva inevitablemente a asociarlo con el realismo mágico. Y qué
otra cosa es Latinoamérica si no realismo mágico. Es hasta lógico que esta
corriente literaria – la del realismo mágico – sería la que generaría lo que se
conocería como el Boom literario latinoamericano.
El caso de Latinoamérica es tan complejo
que llega a ser homogéneo y heterogéneo a la vez. Podemos ver que el español es
el idioma madre, pero es hablado de diversas maneras con sus acentos, palabras
y léxicos propios, también vemos otros elementos comunes en todo el continente
como el catolicismo es la religión dominante, lo mágico-religioso, las guerras
civiles, los problemas y desigualdades sociales, la presencia constante de
dictadores – y sobre todo de origen militar-, corrupción y partidismo en la
política, la oda al machismo, el mal manejo de la economía y la concepción de
la sociedad como algo netamente matriarcal – donde la figura de la mujer es tan
fundamental y alabada como pisoteada, a veces por la misma mujer-; todo esto
con sus diferentes pinceladas y variantes debido a las realidades individuales
de cada país y sociedad.
El caso venezolano al formar parte de
dicho fenómeno no es ajeno a estas particularidades culturales, donde han
existido todos estos fenómenos y siguen vigentes. Pero más allá de esto, el
caso venezolano de hoy en día supera en realismo mágico a los relatos de
Macondo. La capital de nuestro país fue
fundada en medio de un valle de clima y geografía selvática monzónica, algo así
como el génesis del icónico pueblo de la obra. Entre otros de los paralelismos
entre Cien años de Soledad y nuestra nación, y su historia, están las disputas
políticas y las guerras civiles encabezadas por militares, que muchos de los
avances tecnológicos y culturales que han ocurrido han venido de la mano
extranjera, que en el interior la mayoría de la nación se encuentra en un
estado máximo de pobreza – hasta que llega la inversión extranjera – y que la figura
de la madre y/o de la mujer es esencial en la sociedad ya que es ésta quien lleva
el hogar en todos los sentidos, pero a la vez es quien más sufre. Esto lo
representa Úrsula Iguarán quien es la madre trabajadora,
realista y emprendedora.
También podemos ver ciertos estigmas de las sociedades latinoamericanas, en el
caso de la mujer, como es el caso de Amaranta que es marcada con una venda negra
por ser virgen como, algo que no es bien visto en el interior en nuestro país y
en otras naciones, como muestra de infertilidad y soledad. Además podemos
apreciar como que las figuras masculinas de la historia representan a los
estereotipos del hombre, tanto venezolano como latinoamericano, al ser
personajes impulsivos, aventureros, que gustan del juego, las armas y las
mujeres. Los máximos representantes de
esto son sobre todo los José Arcadio, padre e hijo, y Aurelio Buendía. Otra de
las similitudes es el espíritu religioso mágico que si bien en nuestro país los
curas no flotan al beber chocolate, el pueblo venezolano está siempre en
constante espera de un tipo de mesías que le resuelva todos sus problemas o
alguna predicción divina como los pergaminos de Melquiades; condimentando y
mezclando esto con el ferviente espíritu católico, la ignorancia y superstición
propia de nuestro pueblo.
En la actualidad vemos que nuestro país es
prácticamente el bebé con cola de cochino al que se comen las hormigas, y
quizás un poco más allá. En la actualidad nuestro país tiene cosas tan
insólitas en aspectos importantes como la economía o la política hasta en cosas
relativamente más sencillas como la vida ciudadana, la sanidad o la seguridad,
en las que lo lógico, la moral, la tradición, los valores y lo correcto son
desprestigiados y despreciados y sus opuestos son los que son alabados. Nuestro
país es tan ajeno a la razón que las personas que se han preparado toda su vida
para ejercer la política han sido inhabilitadas o encarcelados, gente no
preparada ocupa altos cargos del gobierno y toma decisiones importantes sobre
la política nacional, se mezclan tendencias e ideologías políticas y militares,
se adoran presidentes como dioses haciéndoles oraciones. La política se ha
mezclado con brujerías o sus prácticas en aspectos fundamentales. El gobierno regala los ingresos de un país rico en
recursos hasta dejarlo en la banca rota. Apresan a los inversionistas, se
destruyen los establecimientos capacitados para abastecer a los ciudadanos y se
impide a toda costa la creación de trabajos y el libre mercado. El gobierno niega dólares para la
importación, al mismo tiempo que se descubren cuentas millonarias de la
corrupción de sus funcionarios en Andorra y Suiza. Sobre todo a la única
empresa que fabrica eficientemente en el país, en especial alimentos que
siempre son necesarios y haciendo hincapié en la harina precocida tan
fundamental en el día a día del venezolano, solo por ser una empresa privada
porque lo que se le decomisa la producción. Se hace campaña para promover la
venta de gasolina y otros productos a precios justos, mientras que los productores
privados se ven obligados a vender por debajo de lo que les cuesta producir. Con
tan solo con pasar la frontera hacia
Colombia un ciudadano puede recibir 5000 Bs. por cada 100 mil bolívares que
lleve en efectivo en billetes de 100 y 50. Y además si lleva el tanque de
gasolina lleno, 4 cauchos nuevos y la maleta llena de insumos puede lograr el
sueldo de un año de trabajo. Según las encuestas más del 80% de los venezolanos
no está comiendo completo. Donde la política económica que levo a todas estas
circunstancias se ve justificada con el pretexto de que es la defensa ante una
“guerra económica” contra el país.
En el ámbito social se han santificado a
ladrones, hay tráfico de órganos, embarazos precoces, abortos, criminalidad,
tráfico de drogas y crímenes efectuados por jóvenes de 11 años, neonatos y
fetos tirados en depósitos de basura, colas eternas en las puertas de los
mercados para entrar a hacer otra cola adentro para adquirir productos de la cesta
básica alimenticia, todo esto si el día que el ciudadano fue al automarcado
coincide con el número final de su cedula de identidad y sin saber si quiera
que producto es el que va a comprar. Donde
se encarcela y tortura en nombre de la defensa de los Derechos humanos. Una
anarquía que cumple literalmente la ley de la selva y tantos más casos a los
cuales la imaginación es el único límite.Se hace de la nación una abanderada de la libertad
de expresión, al punto que nos damos la libertad lecciones al mundo, mientras
vamos cerrando medios de comunicación. Además amenazamos España y a EEUU, nuestro
principal comprador de petróleo, con fuertes sanciones en medio de una de las
peores crisis que ha vivido nuestro país. Todo esto mientras se obliga a la población
a firmar en contra de E.E.U.U. porque han lanzado un decreto en contra de
funcionarios corruptos de altos cargos de nuestro país. Mientras los ciudadanos
tienen que pasar por una odisea titánica para poder soñar con si quiera tener
una ínfima posibilidad ni de adquirir un pasaje de avión o un documento tan fundamental como su
pasaporte; los representantes del gobierno, que atacan a E.E.U.U. y se declaran
“anti-imperealistas”, llevan a sus familias de fiesta y vacaciones usualmente a
este lugar. Donde nuestras fuerzas armadas hacen ensayos militares que circulan
por las redes sociales como vídeos cómicos. Donde el gobierno declara personas
no gratas a personajes sumamente respetables y no permiten el acceso a
representantes de Organizaciones no Gubernamentales pero dan honores como la
espada de Bolívar a criminales y corruptos, siendo el más reciente Muamar
Gadafi.
Donde el único modo
posible para que el presidente de la nación haga caso a las necesidades del
pueblo sea por medio de un mango, que alguien le lanza, o cruzarse por
casualidad con la caravana presidencial. Para que de este modo quien lanzó el
mango o se topo con el presidente reciba una casa o un carro nuevo, lo que
debería ser lo normal pero ya no hay ensamblaje de automóviles en la nación
debido a la situación actual .
Así que la realidad de nuestra nación se
ha vuelto tan mágica e ilógica que nos podríamos atrever a decir que arriba es
abajo y derecha es izquierda en todo sentido y es justamente eso lo que nos
volvió algo amorfo y sin sentido como el bebé con cola de cochino y nos está
destruyendo, lo que nos está comiendo como las hormigas a esa criatura
resultado de los desastres de quienes se supone debían cuidarla. Y es que
Macondo se quedó pequeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario