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sábado, 28 de febrero de 2015

Se gana, pero se pierde, y viceversa

Por Daiyalim Casanova


El termino "yo soy venezolano" y lo que esto implica está maltratado,dejando un sentido de curiosidad ante algo que nos pertenece y pudiéramos alabar, pero en cambio lo reconocemos casi como una relación personal, describiéndola en la mayoría de los casos como amor-odio. 

Parte de este sentimiento ha generado en muchos una esencia positiva ante todo el caos involucrado en las circunstancias socio-económicas actuales. Produciendo así, un individuo venezolano amante del país que tiene la convicción de que en el "mientras tanto" también se vive y muchas cosas maravillosas están ocurriendo a pesar del debilitamiento de nuestra sociedad.

Es indiscutible que no nos dieron cátedra de valor de identidad con respecto al país y de esto se ha desencadenado un sentido egoísta y violento en palabra y acción que empobrece la miseria ya existente. Por otro lado, esta nueva generación de venezolanos que se quieren salvar y que no tiene nada que ver con características demográficas sino de pensamiento, fortalecen su amor por Venezuela debido a varios factores explicados a continuación;

Somo carentes de sentido geográfico, sabemos poco de la bella e imponente tierra en donde vivimos. Somos carentes de sentido histórico, no sabemos nada de nuestros antecedentes y el silencio saboteo nuestra manera de entender quienes somos.Poseemos un pensamiento alusivo a las experiencias del presente comparada con una sociedad utópica. Deberíamos estar exentos de dolor. Tenemos miedo a vivir, es mejor vivir no viviendo. Estamos frustrados por las consecuencias de una dictadura maquillada. No conocemos el cuerpo social

Si bien todo lo expuesto anteriormente son afirmaciones que vale la pena analizar con cuidado, también son afirmaciones que promueven una búsqueda por ese país que si lo vale y que tiene el potencial de hacerlo mejor. Habría que preguntarse, sí nos causaron frustración o no las causamos nosotros mismos, porque si es verdad que pertenecemos a uno de los regímenes mas inhumanos de la historia, hay que hacer la tarea y tratar de armar con más detenimiento nuestras opiniones para fortalecer nuestra experiencia de vida. 

Es decir, hay que tomarse la vida literalmente y no en metáfora, para incrementar el autoestima del país que se ha visto traicionado por muchos de los que habitan en él. Los gobiernos así sean dictatoriales tienen su periodo, igual que la vida, basta entender que pierde y se gana en todo juego para animarse a dejar la frustración a un lado y buscar las soluciones que todavía no nos motivamos a encontrar.


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