Por Patricia Fernández Schrunder
Nosotros, como humanos, se
nos define como seres pensantes, no por
nada se nos llama de homo sapiens, u hombre sabio en español. Este título
designado a la etapa evolutiva en la que nuestra especie se encuentra abarca
una serie de características, principalmente destinadas a la descripción de las
capacidades mentales que poseemos, entre ellas la capacidad de invención,
aprendizaje y uso de estructuras lingüísticas de distintos tipos.
Con estas sorprendentes habilidades
de la mente humana, viene seguida la capacidad de memoria. Esta destreza nos
permite retener y recordar una cantidad innumerable de hechos pasados. Pero, si
se conoce bien esto (o al menos se tiene la mínima noción de), ¿por qué en el
venezolano del día a día encontramos un rechazo a la naturaleza que nos define
como humanos?
Hay una constante en los
venezolanos de olvidar todo aquello que nos define como sociedad, es decir, se
prefiere enfocar la atención en lo trivial que, por el contrario, orientarla en
las cosas llenas de un valor mayor. La temporalidad de lo superficial y nuevo
parece ser más substancial que la permanencia de lo que ya poseemos.
Por ende, para continuar
creciendo como sociedad, debemos darnos la tarea de detenernos por un instante
a encauzar nuestra mirada en lo que ya está, apreciar de manera humilde y
honesta todo aquello que damos por sentado, y así, y solo así, dejaremos de
lado la temporalidad y asumiremos nuestros roles como seres pensantes con
capacidad de memoria, haciendo de la permanencia la prioridad en nuestras
vidas.
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