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viernes, 30 de enero de 2015

Cultivando un país

Cultivando un país
Autor: Samantha Henríquez


Venezuela, paraíso terrenal -los llaman unos- y ciertamente no se equivocan. Sin duda no estamos errados al decir que Venezuela es uno de los más ricos en todo el mundo. Probablemente los nativos de otros países dirían lo mismo de su respectivo lugar de nacimiento y crianza. Pero los últimos años, y hasta podría decir que décadas, se ha notado una creciente falta de amor por Venezuela lo que conlleva a una falta de identidad. 
La falta de identidad es algo muy grave y más si esto va ligado a una cantidad enorme de venezolanos que migran a otros lugares en busca de una mejor calidad de vida. ¿Por qué? Ultimamente leyendo obras de venezolanos muy reconocidos e intelectualmente valorados - no precisamente de este siglo o de esta época - hablando y escuchando con distintas personas, me he dado cuenta que el migrar no es algo nuevo en el mundo, puesto que es muy normal que cuando un país está crisis los nacionales buscan estabilidad en otros espacios, como ejemplo los españoles, portugueses, italianos, japoneses, y muchos otros. En Venezuela contamos con una grandísima variedad de culturas extranjeras pero entre todo eso hemos dejado a un lado la nuestra. Si de ejemplos de otras culturas queremos tomar, debería ser que aunque estén lejos no dejan su semilla y si están cerca la siguen cultivando. 

No estoy siendo negativa cuando digo que hace falta gente que le eche agua a esa semilla que llamamos Venezuela, y para que crezca tenemos que cultivar sus tradiciones y culturas, los buenos valores, tenemos que poder construir el camino a nuestra venezolaneidad. Se tiene que ver el lado positivo de la batería, porque como dicen muchos abuelitos al mal tiempo buena cara, y eso es algo que tenemos que conservar. 
Mario Briceño Iragorry comentaba en su ensayo Mensaje sin destino que el pueblo venezolano es un pueblo antihistórico. Para superar se debería dejar de confundir la tradición con involución. Porque son esta tradiciones las que nos hacen un venezolano de ejemplo, y poco a poco nos daremos cuenta que en la medida que sigamos el camino de la venezolaneidad iremos creciendo y siendo más fuertes, las tiranías caerán, los malos hábitos se irán, las reglas se cumplirán y se hará justicia. Porque la solución está en cada uno de nosotros y tenemos que seguir cultivando al país.

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