El Empíreo: “No debemos negar la vida, debemos dirigirla”. Discurso final.

“No debemos negar la vida, debemos dirigirla”. Discurso final.








“No debemos negar la vida, debemos dirigirla”

Por Valentina Páez.

A lo largo del año aprendí, que ser parte de un país, no significa solamente vivir en él. Implica también conocer su historia, sus costumbres, conocer su gente, pero más que nada, sentirte parte de él y querer serlo.

Los venezolanos, hemos perdido un poco este sentido histórico. Esto nos ha llevado a una decadencia a lo largo de los años, pues nos hemos acostumbrado a creer en todas las falacias que nos dicen las personas, sin siquiera detenernos a pensar e indagar si tal cosa es verdadera o no. Esta crisis que vivimos hoy en día, en el sentido histórico hablando, no es culpa más que de nosotros mismos, ya que somos los únicos que nos ponemos límites en el conocer, y esto nos lleva a una regresión del conocimiento. Si bien en los últimos años de gobierno socialista, no se han implementado las mejores técnicas para inculcar el aprendizaje en la población, los mismos venezolanos, pudimos haber alzado nuestra voz para exigir lo que es deber del poder.

Sin embargo, esta “crisis” no es cosa nueva. Mario Briceño Iragorry, planteó en su obra famosa “Mensaje Sin Destino” que la crisis de pueblo, se debía a una carencia de densidad y continuidad espiritual en el pueblo. En Venezuela existe un rompimiento de la continuidad histórica; bien pudimos verlo cuando el ex Presidente Hugo Chávez, decidió cambiar las estrellas de la bandera venezolana de 7 a 8 estrellas, señalando que así estaba escrito en la historia. Pero si observamos detenidamente el acta de independencia de nuestro país, nos damos cuenta que las Provincias, a las que hacen alegoría las estrellas, son 7: Margarita, Cumaná, Barcelona, Barinas, Mérida, Trujillo y Caracas. Por ende, al cambiar la historia de tal manera, se le está quitando al pueblo su sentido histórico y su derecho del saber.

Si los venezolanos hubiésemos asumido nuestra historia íntegramente, habríamos desechado cualquier intento de desfigurar la misma, y no acudiríamos al establecimiento de una historia oficial, es decir, una historia contada sólo desde la perspectiva de algunos.

Ezequiel Martínez, también planteaba que la vida debe estar vinculada a la plasticidad y a lo poético, es decir, a lo interno. En las sociedades de hoy en día esto se ha perdido un poco, sobre todo, gracias al avance de la tecnología que se fue desarrollando rápidamente luego de que se creara la tecnología de navegación durante el siglo XV. Las personas son cada vez más superficiales, y esto les resta vitalidad y humanidad.

Todo este quiebre cultural e histórico, nos ha llevado a lo que vivimos hoy. Venezuela no puede caracterizarse hoy en día como un estado moderno, puesto que el modernismo, se impone a la idea de clases sociales, método de compartición social donde se parte de un esfuerzo personal y trae una consecuencia que es llamada “clases sociales”. En nuestro país sí existen las clases sociales, pero se han visto afectadas por las políticas del gobierno, haciendo que su esfuerzo por pasar de una clase a otra sea en vano. Las políticas aplicadas por el poder, se vieron rebajadas a un vulgar mercantilismo, en los últimos años. Donde el Gobierno intenta controlar tanto el sector público como el económico aplicando políticas como: la de expropiaciones, negación de dólares a empresas que deben importar materia prima – llevando así al quiebre y venta de la empresa al mismo gobierno- entre otras.

Para que Venezuela pueda ser llamado, un país modernista, debe aplicar políticas económicas capitalistas, las cuales le dan libre comercio a las empresas, comerciantes e inversionistas, para garantizar su desarrollo y éxito en un estado de bienestar. Sin embargo, el capricho de un grupo por controlar y monopolizar el país, ha llevado a Venezuela a sufrir una gran crisis económica como la que hoy vivimos.

Dentro de estas características modernistas, cabe mencionar la limitación de poder que debería ser implementada a todo gobernante de un país o nación. Para que así, las leyes funcionen de tal manera que la población pueda sentirse segura y tranquila. Por ello, nació una idea llamada constitución en Inglaterra, mejor conocida como “La Constitución de Juan Sin Tierra”, que luego fue desarrollada y mejorada con el paso del tiempo, así como también aplicada en los diversos países alrededor del mundo, sin embargo, cada constitución es escrita y amoldada al país en el cual se verá establecida.

En Venezuela se propone una constitución la cual divide el poder en Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, Poder electoral y Poder Ciudadano. Los cuales deben cumplir su función según lo establecido en la ley. Pero esto no es lo que se vive realmente en el país, puesto que al poder Ejecutivo, la presidencia, se le ha otorgado prácticamente todo el poder, dejando que dicte, haga, modifique, elimine, leyes a su antojo. Vittorio Alfieri, escribió un libro llamado La tiranía, en el cual se describen las características perfectas de un tirano. Luego de leer este ejemplar, podemos relacionar fácilmente el escrito en el libro con la situación actual de Venezuela.

La tiranía es una clase de gobierno donde la persona encargada de la ejecución de las leyes puede hacerlas, eliminarlas, modificarlas, etc. en nuestro país vemos claramente un ejemplo de ello, pues al Presidente se le han otorgado poderes que no debería tener, y por lo tanto ha dictado supuestos “decretos leyes” que son ante todo ilegales, pues no están dentro del marco de la Constitución. Sin embargo, esto también ha sido culpa de los venezolanos, quienes no hemos sabido alzar nuestra voz, tal vez por miedo, pero esto nos ha llevado a ser esclavos de una Tiranía que diariamente se disfraza de Democracia, para hacer creer al pueblo que vive en libertad, cuando realmente somos presos de nuestros propios derechos. Podemos decir entonces, que Venezuela está bajo una tiranía perfecta, ya que, el poder ejecutivo, entiéndase el presidente, no debe rendirle cuentas al legislativo, que es quien aprueba las leyes. Esto sucede porque los demás poderes están completamente parcializados hacia al gobierno, lo que deja al pueblo indefenso por un lado. La censura de medios y la represión en protestas, han sido otro factor que nos ha paralizado, ya que más de la mitad de los venezolanos no podemos alzar la voz en nuestro propio país.

Alfieri en su obra, propone un remedio contra la tiranía, el tiranicidio. Que significa en pocas palabras, liquidar o matar al tirano. Pero esta solución es algo que remotas veces ha sucedido. En Venezuela por ejemplo, solo una vez con el Presidente Carlos Delgado Chalbaud.

Francisco Suarez, propone un antídoto más, el derecho a la resistencia, sin embargo este planteamiento es el que luego desata el concepto de “tiranicidio” mencionado anteriormente.

Si bien hemos planteado diferentes problemas que vivimos hoy en día en nuestro país, no quiere decir que estos no tengan solución. Aunque muchas personas han optado por el abandono del país, muchas otras aún tenemos las esperanzas de ver a Venezuela surgir de las “cenizas”. Mariano Picón Salas propone que la actitud de permanente crítica negativa puede ser modificada. Nosotros mismos podemos imponerle otro destino a nuestra historia cambiando nuestra alma. ¿Cómo logramos cambiarla?, culturizándonos, organizándonos como pueblo y con entusiasmo. No debemos negar la vida, debemos dirigirla.

¿Y tú vas a irte de Venezuela, o vas a luchar por ella?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright © El Empíreo Urang-kurai