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sábado, 9 de mayo de 2015

Internet: ¿beneficio o perjuicio?

Por Anakarina Fajardo.


   Un día cualquiera te despiertas, desayunas y con el periódico te informas de todo lo que está pasando en el mundo. Luego de asearte y arreglarte con rapidez, sales de tu casa y enciendes tu auto para ir a trabajar; mientras esperas impacientemente a que el tráfico fluya, un concierto de Mozart proviene de tu emisora radial preferida y te tranquilizas un poco escuchando las hermosas notas musicales del piano.
   Así comienza tu mañana, la de un individuo del siglo XXI que saborea los beneficios y las esencias de su entorno sin tener idea del esfuerzo que hubo alguna vez tras cada una de las invenciones que, hoy día, le otorgan bienestar y le permiten convivir en sociedad.
   Johannes Gutenberg, la imprenta – 1438 –; Nicholas-Joseph Cugnot, el automóvil – 1770 –; Bartolomeo Cristofori, el piano – 1710 –… Todos son hombres a quienes se les atribuyen una serie de inventos considerados determinantes para la humanidad, pero ¿esto les resultó “pan comido”?
   La respuesta es “No”.
   Actualmente contamos con innumerables recursos que nos facilitan la vida de una manera que no podemos imaginar, pues las últimas generaciones nacieron entre las riquezas que conforman “la realidad virtual”, específicamente, “el Internet”: un elemento ya intrínseco en sus vidas. No obstante, a diferencia de nosotros, los intelectuales mencionados anteriormente y sus contemporáneos, en su momento, no tuvieron la oportunidad de comunicarse a distancia y seguir informaciones en tiempo real, de intercambiar ideas mediante la interacción con personas de todas partes del mundo, ni de valerse de una serie de herramientas digitales de soporte para el emprendimiento de sus respectivos proyectos sin la necesidad de dirigirse a la biblioteca más cercana para realizar sus averiguaciones; a pesar de ello, jamás dieron descanso a sus mentes hasta ver materializadas sus ideas.
   Ahora bien, como todo, el uso de Internet no solo representa una ventaja para el hombre sino que también posee sus aspectos negativos, como el hecho de lograr que las personas se sientan mucho más cómodas y confiadas en que todo “ya está hecho”, trabajando menos y creyendo que su deber con la sociedad y con ellos mismos se limita a introducir un par de palabras en el buscador online para obtener la información que necesitan “en un dos por tres”. Además del descuido de asuntos vinculados a la realidad, como las relaciones personales, con el uso incorrecto del Internet se genera una dependencia de la energía eléctrica para poder realizar investigaciones, debido a que los medios informativos tradicionales desaparecen totalmente de las percepciones de los individuos y los recursos digitales se convierten en “únicos e insuperables”.
¿Cómo estos intelectuales que vivieron hace unos cuantos siglos lograron dar con estos inventos determinantes para la humanidad sin tener acceso a Internet?
¿Por qué los hombres, hoy día, demuestran altos niveles de apatía aunque cuentan con una serie de recursos que no existían antiguamente?
¿Cómo serían nuestras vidas sin leer ese periódico matutino ni escuchar el concierto de piano de Mozart mientras vamos en nuestros automóviles?
   Todas preguntas espinosas con respuestas aún más polémicas. Lo verdaderamente seguro es que el hombre debe aprender a equilibrar el uso de Internet con el de las fuentes tradicionales para el máximo provecho del alcance de sus metas personales.

   “La situación sobre nuestra Tierra es paradójica. Las interdependencias se han multiplicado. La conciencia de ser solidarios con su vida y con su muerte liga desde ahora a los humanos. La comunicación triunfa; el planeta está atravesado por redes, faxes, teléfonos celulares, módems, Internet. Y sin embargo, la incomprensión sigue siendo general”. – Edgar Morin.





Imagen de www.joselinhurtado.blogspot.com.

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