Soberanía
Por: Isabella Amengual
Se entiende la soberanía como una potencialidad o capacidad que reside en cada individuo perteneciente a un país, quien, como se lee en el artículo 5 de la Constitución de Venezuela, “la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.” Esto quiere decir que siendo electos los que ejercen el poder, por las mayorías, como representantes de la sociedad, debe velar por la protección de los intereses de la nación, de sus valores y tradiciones, pero no solo los de la mayoría, sino de la sociedad íntegra, he aquí su estado reglado y no absoluto, pues el soberano no es el que gobierna sino el pueblo en lo conjunto y en lo individual.
El término surge en la Edad Media debido a la existencia de la dicotomía existente en la “Teoría de las Dos Espadas”, la lucha entre los poderes que regían en esa época, el temporal (Estado) y el espiritual (Iglesia) y tiene su apogeo en la Edad Moderna durante a la existencia del absolutismo y es ligeramente cambiado por el iluminismo de la Revolución Francesa, pasando de un solo soberano, controlador del pueblo, a darle la potestad soberana a cada uno de los integrantes de la nación, delegando el ejercicio de algunos de sus derechos a sus gobernantes, por haber sido elegidos.
Como la soberanía implica poder tomar decisiones sin intromisión, en la actualidad muchos pensamos que no existe la soberanía en Venezuela, pues no somos capaces de elegir sin injerencias, hasta el punto en que ni elección de alimentos exista. Cómo podrían decir que existe si los representantes de Venezuela claramente reinan a una zona parcial del país, pues excluyen a los afines a sus pensamientos, o cuando se exceden los límites de cooperación a países como Cuba que tiene enorme presencia e influencia en la educación, salud, seguridad, inteligencia, entre otros sectores del país siendo un país realmente dependiente y débil comparado con Venezuela; si vemos en el primer artículo de la constitución, entendemos que uno de los derechos irrenunciables e intrasferible es la soberanía, contenida en el pueblo, pero sin la legitimidad de los que lo gobiernan, que se dedica a apoyar a un pueblo que no es el suyo y a ocultar información a su propia nación, el que ejerce en el poder no solo actúa como soberano, sino que transfiere nuestra soberanía, despojándonos de la venezolaneidad.
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